L. D. / Europa Press.- La presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reyna, ha pasado su primera noche en la prisión de Soto del Real, la misma en la que permanece desde el pasado mes de julio el propietario de la agencia, Antonio Camacho, con el que no coincidirá ya que ambos se encuentran en distintos módulos.
Como es habitual cada vez que ingresa un preso, el personal del centro le entregó el denominado "lote higiénico", en el que se incluyen los útiles necesarios para el aseo personal, como gel, cepillo de dientes y papel higiénico, entre otros. Además, un médico, un asistente social y un educador examinaron a la presidenta de la agencia de valores, que pasó su primera noche en el módulo de ingresos de mujeres de este centro penitenciario.
La prisión tiene 14 módulos residenciales para hombres y mujeres. Los módulos de este centro penitenciario son como pequeñas prisiones dentro de una grande, funcionan como compartimentos estancos, cada uno tiene sus propios servicios. No hay comunicación entre los presos de unos y otros. De esta forma, Pilar Giménez-Reyna, que puede recibir visitas, no coincidirá en la prisión con Antonio Camacho, el único encarcelado hasta el miércoles por el caso, que está en una celda de uno de los módulos para presos desde el pasado 16 de julio.
Auto de prisión
La juez de la Audiencia Nacional que instruye el caso Gescartera, Teresa Palacios, decretó el ingreso en prisión sin fianza por un presunto delito de estafa y apropiación indebida de la presidenta de esta agencia de valores, Pilar Giménez-Reyna. La hermana del ex secretario de Estado de Hacienda ingresó en la cárcel madrileña de Soto del Real a las 21:45, la misma prisión en la que permanece Antonio Camacho, encarcelado por la desaparición de cerca de 18.000 millones de la agencia de valores.
El relato de hechos del auto indica que "en el año 99 se le transmitió que la situación era grave, pero ello no alteró la labor de directora comercial que venía desarrollando, pues sabedora de esa más que iliquidez de la empresa continuó captando clientes para su cartera y toleró con su silencio que los demás miembros o personas de la red comercial de la que ella estaba al frente siguieran captando clientes".
Pilar Giménez-Reyna actuaba así a pesar de que la difícil situación patrimonial de Gescartera hacía "fácil deducir que las inversiones que se fueran produciendo a través de nuevos clientes no iban a ser destinadas al objeto contratado por inversión, sino a tapar lo que ya era un agujero cuanto menos sabiendo que se les iba a dar otro destino bien distinto, cual era su distración en el seno de Gescartera". La juez insiste en que ello se producía mientras se mantenían estabilizadas las carteras de clientes que "esperaban, ignorantes de todo ello, ver sus capitales invertidos y obtener los beneficios convenidos".
La magistrada considera que esta situación le pareció "cómoda" a Giménez-Reyna, "y fue la que aceptó la consejera, después vicepresidenta y actual presidenta, que pretendiendo ampararse en su nula capacidad de maniobra en la gestión de Gescartera, no hizo uso de facultades y deberes inherentes a los sucesivos cargos que venía cubriendo y que, de haberlo hecho, hubiera delatado la situación de descapitalización que se iba operando en la sociedad".
La juez relata que la imputada conocía también, desde 1996, la estructura interna de Gescartera y a la totalidad de los comerciales internos y externos que trabajaban con áquella, así como la forma de operar en el extranjero, "sabiendo las entidades bancarias diversas y los países a los que acudir". "Incluso --afirma el auto--, dió órdenes de aplicación de minusvalías (pérdidas) de operaciones en Bolsa asignándoselas a determinados clientes de los que alguno de éstos se lo pedían expresamente a efectos fiscales, cuando según la distribución interna de funciones en Gescartera esta labor la tenía asignada un departamento distinto del comercial, siendo en la mayoría de los casos Antonio Camacho y José María Ruiz de la Serna los que daban estas órdenes".
El auto dice que Pilar Giménez-Reyna firmó además varias actas de Consejo de Administración que nunca se correspondieron con reuniones en el seno del mismo, "limitándose a firmar lo que le ponían por delante.
Con el ingreso en prisión de Pilar Giménez-Reyna, quien reconoció a la entrada de la Audiencia Nacional encontrarse en un mal momento y estar "preocupada y esperanzada en la justicia", ya son dos los encarcelados por este caso Gescartera. Desde el 16 de julio pertenece en la prisión el propietario de la agencia, Antonio Camacho.
Como es habitual cada vez que ingresa un preso, el personal del centro le entregó el denominado "lote higiénico", en el que se incluyen los útiles necesarios para el aseo personal, como gel, cepillo de dientes y papel higiénico, entre otros. Además, un médico, un asistente social y un educador examinaron a la presidenta de la agencia de valores, que pasó su primera noche en el módulo de ingresos de mujeres de este centro penitenciario.
La prisión tiene 14 módulos residenciales para hombres y mujeres. Los módulos de este centro penitenciario son como pequeñas prisiones dentro de una grande, funcionan como compartimentos estancos, cada uno tiene sus propios servicios. No hay comunicación entre los presos de unos y otros. De esta forma, Pilar Giménez-Reyna, que puede recibir visitas, no coincidirá en la prisión con Antonio Camacho, el único encarcelado hasta el miércoles por el caso, que está en una celda de uno de los módulos para presos desde el pasado 16 de julio.
Auto de prisión
La juez de la Audiencia Nacional que instruye el caso Gescartera, Teresa Palacios, decretó el ingreso en prisión sin fianza por un presunto delito de estafa y apropiación indebida de la presidenta de esta agencia de valores, Pilar Giménez-Reyna. La hermana del ex secretario de Estado de Hacienda ingresó en la cárcel madrileña de Soto del Real a las 21:45, la misma prisión en la que permanece Antonio Camacho, encarcelado por la desaparición de cerca de 18.000 millones de la agencia de valores.
El relato de hechos del auto indica que "en el año 99 se le transmitió que la situación era grave, pero ello no alteró la labor de directora comercial que venía desarrollando, pues sabedora de esa más que iliquidez de la empresa continuó captando clientes para su cartera y toleró con su silencio que los demás miembros o personas de la red comercial de la que ella estaba al frente siguieran captando clientes".
Pilar Giménez-Reyna actuaba así a pesar de que la difícil situación patrimonial de Gescartera hacía "fácil deducir que las inversiones que se fueran produciendo a través de nuevos clientes no iban a ser destinadas al objeto contratado por inversión, sino a tapar lo que ya era un agujero cuanto menos sabiendo que se les iba a dar otro destino bien distinto, cual era su distración en el seno de Gescartera". La juez insiste en que ello se producía mientras se mantenían estabilizadas las carteras de clientes que "esperaban, ignorantes de todo ello, ver sus capitales invertidos y obtener los beneficios convenidos".
La magistrada considera que esta situación le pareció "cómoda" a Giménez-Reyna, "y fue la que aceptó la consejera, después vicepresidenta y actual presidenta, que pretendiendo ampararse en su nula capacidad de maniobra en la gestión de Gescartera, no hizo uso de facultades y deberes inherentes a los sucesivos cargos que venía cubriendo y que, de haberlo hecho, hubiera delatado la situación de descapitalización que se iba operando en la sociedad".
La juez relata que la imputada conocía también, desde 1996, la estructura interna de Gescartera y a la totalidad de los comerciales internos y externos que trabajaban con áquella, así como la forma de operar en el extranjero, "sabiendo las entidades bancarias diversas y los países a los que acudir". "Incluso --afirma el auto--, dió órdenes de aplicación de minusvalías (pérdidas) de operaciones en Bolsa asignándoselas a determinados clientes de los que alguno de éstos se lo pedían expresamente a efectos fiscales, cuando según la distribución interna de funciones en Gescartera esta labor la tenía asignada un departamento distinto del comercial, siendo en la mayoría de los casos Antonio Camacho y José María Ruiz de la Serna los que daban estas órdenes".
El auto dice que Pilar Giménez-Reyna firmó además varias actas de Consejo de Administración que nunca se correspondieron con reuniones en el seno del mismo, "limitándose a firmar lo que le ponían por delante.
Con el ingreso en prisión de Pilar Giménez-Reyna, quien reconoció a la entrada de la Audiencia Nacional encontrarse en un mal momento y estar "preocupada y esperanzada en la justicia", ya son dos los encarcelados por este caso Gescartera. Desde el 16 de julio pertenece en la prisión el propietario de la agencia, Antonio Camacho.