L. D. / EFE.- La participación de la ONCE en Gescartera era la condición impuesta por el Ministerio de Economía para inscribir a la sociedad de Antonio Camacho como agencia de valores, hecho que ocurrió el 6 de febrero de 2001. En esa fecha, la ONCE ya había hecho varios intentos fallidos para recuperar su inversión.
Según los documentos aportados en la investigación interna de la ONCE, el representante en Gescartera, José Manuel Pichel, recibió la orden de retirar la inversión en dicha sociedad en noviembre de 2000. Ocurrió en una reunión entre Pichel, entonces director general de la fundación, y los otros directivos de dicha entidad: Rafael de Lorenzo, Antonio Millán, José Luis Martínez Donoso y Alberto Durán. Los citados directivos pidieron a Pichel que recuperara “con carácter inmediato” el dinero.
Según la investigación de la ONCE, el primer fax para recuperar el dinero fue enviado el 22 de diciembre a Pilar Giménez-Reyna, firmado por el contable de la fundación, Alfredo Álamo. Tras intensas gestiones, la fundación recuperó pequeñas cantidades -la última el 29 de mayo- que en total suman 160 millones (han perdido 520).
Según el informe de la ONCE, el grupo presidido por José María Arroyo se llevó una gran sorpresa el día de la intervención, cuando se enteraron de las condiciones de su contrato con Gescartera, que otorgaba a la sociedad de Camacho plenos poderes para colocar su dinero hasta en valores de alto riesgo, con un interés mínimo (el Mibor más un punto) pactado entre Pichel y Giménez-Reyna.
Dos cláusulas del contrato hubieran permitido a la ONCE recuperar su dinero, pero ninguna fue utilizada por Pichel. La ONCE también descubrió que su participación del 10% en Gescartera era condición necesaria para inscribirla como agencia de valores. Su estupor fue completo al conocer que Pichel era consejero delegado de Gescartera desde el 19 de diciembre de 2000, justo cuando la ONCE inició su fallido intento por recuperar la inversión.
Según los documentos aportados en la investigación interna de la ONCE, el representante en Gescartera, José Manuel Pichel, recibió la orden de retirar la inversión en dicha sociedad en noviembre de 2000. Ocurrió en una reunión entre Pichel, entonces director general de la fundación, y los otros directivos de dicha entidad: Rafael de Lorenzo, Antonio Millán, José Luis Martínez Donoso y Alberto Durán. Los citados directivos pidieron a Pichel que recuperara “con carácter inmediato” el dinero.
Según la investigación de la ONCE, el primer fax para recuperar el dinero fue enviado el 22 de diciembre a Pilar Giménez-Reyna, firmado por el contable de la fundación, Alfredo Álamo. Tras intensas gestiones, la fundación recuperó pequeñas cantidades -la última el 29 de mayo- que en total suman 160 millones (han perdido 520).
Según el informe de la ONCE, el grupo presidido por José María Arroyo se llevó una gran sorpresa el día de la intervención, cuando se enteraron de las condiciones de su contrato con Gescartera, que otorgaba a la sociedad de Camacho plenos poderes para colocar su dinero hasta en valores de alto riesgo, con un interés mínimo (el Mibor más un punto) pactado entre Pichel y Giménez-Reyna.
Dos cláusulas del contrato hubieran permitido a la ONCE recuperar su dinero, pero ninguna fue utilizada por Pichel. La ONCE también descubrió que su participación del 10% en Gescartera era condición necesaria para inscribirla como agencia de valores. Su estupor fue completo al conocer que Pichel era consejero delegado de Gescartera desde el 19 de diciembre de 2000, justo cuando la ONCE inició su fallido intento por recuperar la inversión.