El desierto laboral que atravesó España después del estallido de la gran recesión tuvo un impacto muy significativo en dos colectivos: los trabajadores más jóvenes del mercado laboral y los profesionales de más de 45 años de edad. Sin embargo, la reforma laboral de 2012 ha contribuido a revertir esta situación y, en el marco de una intensa creación de empleo, ha mejorado notablemente la inserción laboral de estos dos colectivos.
Vayamos primero a los mayores de 45 años. La división de análisis de Randstad acaba de publicar un estudio centrado en este grupo de edad. Dicho informe, elaborado a partir de datos oficiales del SEPE, explica el importante cambio de tendencia que ha experimentado la empleabilidad de los trabajadores más veteranos del mercado.
En 2007, con la burbuja inmobiliaria a punto de pincharse, la variación interanual de la contratación indefinida de este colectivo aumentó un 11,1%. Aquel año, 221.803 mayores de 45 años consiguieron un empleo permanente. Sin embargo, la tasa se volvió negativa en 2008, con una caída del 12,1% que sirvió como anticipo de lo que estaba por venir.
Así las cosas, la contratación fija de trabajadores mayores de 45 años cayó un 19,1% en 2009, un 5% en 2010 y un 13% en 2011. Bajo gobierno de Rodríguez Zapatero, el número de acuerdos laborales de estas características tocó suelo, alcanzando los 128.388 en el último año de gestión socialista.
La cosa cambia en 2012. El Ejecutivo de Mariano Rajoy impulsa la reforma laboral de la ministra Fátima Báñez y flexibiliza notablemente el funcionamiento del mercado de trabajo, reduciendo a la mitad los costes de despido y permitiendo el descuelgue de los convenios colectivos. Desde entonces, el signo del mercado laboral se invierte inmediatamente para los más veteranos.
En 2012, la contratación indefinida de mayores de 45 años sube un 22%. Un año después, en 2013, el repunte es del 11,1%. Para 2014, el crecimiento es del 23,4%, el nivel más alto de los últimos quince años. La evolución sigue siendo favorable en 2015, con un repunte del 12%, y apenas acusa una cierta desaceleración en 2016 y 2017, años de mayor incertidumbre política en los que la subida fue idéntica, en niveles del 10,7%.
El último año medido por el SEPE arroja la firma de 370.546 contratos indefinidos entre los profesionales de mayor edad. Esto supone un aumento del 17,9%, de modo que el pasado año fue el segundo mejor para este colectivo desde 2013. Además, el 40% de los contratos temporales cerrados en 2018 por este segmento de trabajadores terminaron convertidos en contratos indefinidos, lo que demuestra la importancia del empleo temporal como plataforma al trabajo fijo.
Los menores de 25 años también mejoran
Entre los jóvenes, las cifras de la Encuesta de Población Activa son claras. El segmento de 16 a 19 años incorporó a 12.400 trabajadores fijos en 2012, pero dicha cifra subió en 2017 a los 16.600. En la franja de 20 a 24 años, esta rúbrica subió de 424.500 a 542.500 empleos indefinidos entre la aprobación de la reforma laboral y el último año con datos disponibles.
En cuanto al empleo temporal, el grupo de 16 a 19 años sube de 59.900 a 92.700 contratos entre 2012 y 2017, mientras que la franja de 20 a 24 años amplía sus cifras de contratación de 424.500 a 542.500 durante el mismo período.