Cada mes salen a la luz los datos de empleo… y cada mes volvemos a toparnos con una interpretación descontextualizada de las cifras. Se repite una y otra vez que el grueso de la contratación es temporal, lo que apuntala el relato pesimista de la creciente "precarización laboral". Pero basta con hacer una lectura pausada de la Encuesta de Población Activa para encontrar que la situación real es otra muy distinta.
Si tomamos los datos de ocupación del sector privado, vemos que el empleo ha crecido en 1,5 millones de personas entre 2013 y el segundo trimestre de 2017. De esa cifra, 735.000 puestos de trabajo corresponden a contratos de duración indefinida, mientras que 821.000 están ligados a acuerdos temporales. De modo que casi la mitad del empleo generado desde que empezó la recuperación es fijo. Para ser precisos, un 47,2% tiene duración indefinida y un 52,8% viene con fecha de de finiquito.
Si prestamos atención a las cifras interanuales de creación de empleo privado, encontramos que el peso de la contratación indefinida no solo no ha bajado, sino que ha seguido una línea ascendente. Entre 2013 y 2014 se crearon 228.000 empleos, pero solo el 31,1% eran contratos fijos. De 2014 a 2015, la contratación aumenta en 439.000 personas, de los que un 47,2% eran acuerdos indefinidos. Para 2015-2016, 206.000 de los 430.000 empleos creados son fijos, lo que se traduce en un 47,9% del total. Pero el mejor dato de la serie es el del primer semestre de 2017, que arroja 251.000 nuevos empleos indefinidos sobre un total de 459.000 nuevos contratos, cifra equivalente a un 54,7%.
Si comparamos el "pico" con el "valle", podemos entender mejor lo que ha ocurrido con el empleo privado en España. El empleo indefinido llegó a 9.734.000 asalariados en 2008, pero bajó a 8.450.000 personas en 2013. Desde entonces, esa brecha de 1.284.000 contratos se ha reducido a 549.000. España tiene ahora un 5,6% menos de empleo fijo que en el mejor año de la serie, 2008.
No obstante, el grueso del ajuste se produce en el empleo privado de tipo temporal. En 2006 llegaba a 4.787.000 personas, pero en 2013 había caído hasta 2.681.000 trabajadores. Desde entonces, esa caída de 2.106.000 asalariados se ha empezado a corregir, hasta caer a 1.285.000 personas en la actualidad. España tiene hoy un 26,8% menos de empleo temporal que en el mejor año de la serie, 2006.
De modo que resulta sorprendente que la creación de empleo privado esté teniendo un componente indefinido tan significativo, ya que la pérdida de empleo en el ámbito temporal fue mucho mayor y, por lo tanto, una recuperación en línea con los patrones pre-crisis habría implicado un mayor peso del empleo temporal y una menor fuerza del trabajo fijo.