Durante décadas, Dinamarca y el resto de los países del norte de Europa fueron sinónimo de políticas económicas de corte socialdemócrata. Aquel paradigma empezó a derrumbarse en Suecia, a comienzos de los años 90, abriendo paso a una ronda de reformas que ha terminado por hacer de los países nórdicos uno de los bloques económicos más liberales del mundo.
El modelo liberal de Suecia, Dinamarca, Finlandia o Noruega no descansa principalmente sobre la fiscalidad. De hecho, tanto el gasto como los impuestos de estos países son exponencialmente superiores a los que tenemos en otras partes de Europa. Sin embargo, los nórdicos "compensan" esa elevada carga tributaria con medidas de profunda liberalización en otros terrenos.
En Dinamarca, sin ir más lejos, el mercado laboral es uno de los más flexibles del mundo, hasta el punto de que el despido es totalmente libre, sin que la ley exija indemnización alguna. Además, el subsidio de paro se maneja de forma privada, mediante empresas de seguros que realizan la cobertura pertinente. Solo en casos de extrema necesidad de otorgan ayudas públicas. ¿El resultado? El desempleo solo llega al 4,3%.
Si tomamos como referencia el Índice de Libertad Económica, divulgado en España por el Foro Regulación Inteligente, vemos que Dinamarca aparece en el puesto 18 de la tabla, justo un escalón por encima de Suecia. Finlandia y Noruega también aparecen mano a mano, en los escalones número 24 y 25 del ranking. En el caso de Dinamarca, la calidad de la regulación es tan alta que la facilidad para hacer negocios recibe 93,9 puntos sobre 100, mientras que la normativa laboral comentada en párrafos anteriores obtiene una puntuación de 85,8 sobre 100.
Pero el Ejecutivo danés tiene claro que no se puede consolidar un modelo liberal sin atajar el problema de la elevada fiscalidad. Y es que, aunque en otros campos hay una notable flexibilidad, el terreno de los impuestos sigue marcado por una enorme exigencia al bolsillo de los contribuyentes. En este sentido, el primer ministro Lars Løkke Rasmussen ha movido ficha y ha anunciado una ronda de rebajas de impuestos.
Rasmussen es un veterano de la política danesa. Llegó al Parlamento como diputado en 1994 y ocupó los ministerios de Sanidad, Interior y Finanzas a lo largo de la década pasada, bajo mandato de Anders Fogh Rasmussen, que hoy sirve como secretario general de la OTAN. Desde las elecciones de 2015, Lars Løkke Rasmussen ocupa el cargo de primer ministro y viene apostando por la adopción de políticas liberales.
Bajadas de impuestos entre 2018 y 2025
De acuerdo con lo anunciado este verano, la clave de las reformas será "reducir los impuestos para acelerar el crecimiento e incentivar el trabajo". Está previsto que, entre 2018 y 2025, los impuestos bajen a un ritmo de 3.000 millones de euros cada año, tocando los recargos que afectan a los salarios y al ahorro, pero también con deducciones para la contratación de trabajos auxiliares en el domicilio o para la compra de vehículos.
Según el ministro de Finanzas, Kristian Jensen, "lo que queremos lograr es que tener un empleo sea más atractivo desde el punto de vista salarial, porque con menos impuestos habrá más dinero en el bolsillo de los trabajadores. Aspiramos a que esto aumente también la duración de las jornadas, empujando al alza la productividad y reduciendo la temporalidad. Y también queremos que esto ayude a ahorrar para la jubilación, ya que con una fiscalidad muy elevada es difícil hacerlo".