"¿Quieres hacer negocios en los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Catar, Líbano, Kuwait, Omán o Bahréin? ¡Descubre las oportunidades que tienen las empresas catalanas!"
El mensaje anterior sirve como bienvenida a quienes se interesan por conocer más a fondo la Oficina Exterior de Cataluña en Dubai, un centro integrado en la red de "embajaditas" que el gobierno regional ha abierto en distintos países del mundo. En el caso de la oficina de Dubai, su apertura data de 1992, de modo que la presencia en el Golfo viene de lejos.
Al frente de la Oficina Exterior de Cataluña en Dubai está Mireia Sitjas, una licenciada en Económicas que viene del sector financiero, en el que trabajó para firmas como Deutsche Bank, HSBC, Barclays o Société Genérale. Ahora, desde la sede ubicada en la Al Fattan Currency House, Sitjas encabeza una delegación centrada en promover los lazos económicos entre Cataluña y los países del Golfo.
"Ayudar a las empresas catalanas"
Según explica Mireia Sitjas, "el PIB per cápita de los países del Golfo es muy elevado y, como se trata de zonas muy áridas, buena parte de sus productos son importados, lo que ofrece grandes oportunidades a las empresas catalanas del ámbito de la alimentación".
En opinión de la directora de la "embajadita", "el gobierno de Cataluña ha sido pionero, abriendo su oficina en Dubai en 1992. Esto permite ofrecer muchos servicios: nos adaptamos a la cultura y a la forma de hacer negocios en la zona".
"Hacemos agenda, ayudamos con la selección de personal, preparamos estudios de mercado… pero también podemos asumir otro tipo de proyectos que quizá no están en el catálogo inicial. Por ejemplo, damos servicio de consultoría para ayudar a desarrollar mercados, lo que ayuda mucho a las empresas catalanas, que consiguen implantarse aquí a un coste más bajo", zanja.
Doble rasero
A la vista de todo lo anterior, parece evidente que hablamos de una oficina que aspira a promover los lazos económicos y empresariales entre una región (Cataluña) y una serie de países del Golfo (Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Catar, Líbano, Kuwait, Omán y Bahréin).
Evidentemente, estamos ante una flagrante duplicidad administrativa, ya que las empresas catalanas pueden apoyarse en la red de embajadas y oficinas comerciales del Reino de España para lograr los mismos propósitos. A nadie escapa, en cualquier caso, que la lógica que explica la existencia de las "embajaditas" no es operativa sino política, pues estos centros refuerzan la idea de una eventual Cataluña independiente.
No obstante, hay un doble rasero que merece ser denunciado. Y es que, en los últimos días, hemos escuchado numerosas críticas del independentismo radical a la Casa Real y al gobierno de España. Se le afea a la Monarquía y al Ejecutivo su cercanía con los países del Golfo, especialmente con Arabia Saudí. Pero la naturaleza de estas relaciones tiene, en efecto, la misma razón de ser que da la Generalidad para sacar pecho con su Oficina Exterior en la región. ¿Qué sentido tiene, por tanto, criticar a Casa Real y gobierno por hacer lo mismo que aspira a ser la administración autonómica de Cataluña?