Con sede en el prestigioso King’s College de Londres, el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política (ICSR, por sus siglas en inglés) es uno de los centros de investigación más influyentes de Europa en el campo de la seguridad y la lucha antiterrorista.
Desde hace años, el ICSR se ha especializado en estudiar la financiación del Estado Islámico, con la colaboración de la red de expertos contra el fraude de la consultora EY (antigua Ernst & Young). Gracias a esta alianza, hoy podemos hablar con cierta claridad de las opacas finanzas del que ha sido descrito como "el grupo terrorista mejor financiado de la historia".
Según los trabajos del ICSR, de reconocido prestigio internacional, el primer pilar de la financiación del ISIS es el cobro de impuestos y tasas. En 2014, esta fuente de ingresos aportaba 300 millones de dólares a la organización, cifra que dio pie a los 400 millones que se alcanzaron en 2015. No obstante, el refuerzo de la campaña contra el Estado Islámico ha dado frutos y el 2016 se cerró en cifras mucho más bajas, en el entorno de los 200 millones.
Las ventas de petróleo son otra vía de ingresos para el ISIS. En este caso, hablamos de crudo saqueado en territorios controlados por el grupo terrorista, que luego se despacha en gasolineras de la zona o en territorios fronterizos. En 2014, esta fuente de ingresos dejó 150 millones en las arcas del Estado Islámico, pero en 2015 la operativa escaló hasta aflorar 435 millones para la organización. No obstante, durante dicho año se lanzan dos grandes operaciones militares, Tidal Wave I y II. Estas actuaciones, lideradas por Estados Unidos, cortaron significativamente las vías de financiación que obtiene el ISIS por esta vía, hasta caer a 200 millones en 2016.
Pero el ISIS también se nutre de los saqueos y las confiscaciones. Bancos, negocios, hogares… han sido arrasados por la organización terrorista. No obstante, los ingresos que llegan por esta vía se van agotando: 500 millones en 2014, 200 en 2015 y 110 en 2016.
Al final, sumando epígrafes menores (como los 30 millones obtenidos por secuestros), las cuentas del ISIS han pasado de moverse en el entorno de los 1.000 millones en 2014 y 2015 a caer hasta el entorno de los 520 millones en 2016.
Los principales factores que explican la caída:
- Conforme el ISIS pierde poder territorial, su capacidad para cobrar impuestos se va reduciendo. En este sentido, los avances contra el grupo terrorista no solo pueden ayudar a liberar a la población, sino que también drenan la caja del Estado Islámico.
- Las ventas de petróleo han ido a menos desde que se han coordinado diversas operaciones militares orientadas a impedir el saqueo y venta de crudo. En este sentido, conviene profundizar la línea de trabajo que lideró Estados Unidos al frente de las operaciones Tidal Wave I y II.
- Aunque los saqueos fueron inicialmente una vía de ingresos muy considerable, lo cierto es que han agotado el patrimonio de los ciudadanos oprimidos por el ISIS, minando la capacidad de la organización terrorista para conseguir engordar sus bolsillos por esta vía.
En cualquier caso, el Estado Islámico sigue siendo un grupo terrorista bien financiado, de modo que la batalla no ha terminado y queda aún mucho por hacer.