Aunque a menudo hablamos de África como si la realidad socioeconómica del continente negrofuese uniforme, lo cierto es que hay importantes diferencias en el nivel de progreso de los distintos países de la región. Un factor clave para explicar esas divergencias es el grado de libertad económica de cada jurisdicción.
Como vemos en el siguiente mapa, elaborado por la Fundación Heritage, hay importantes diferencias en la puntuación que reciben los países africanos en el Índice de Libertad Económica en el Mundo. La franja central del continente negro es la que registra los peores niveles de libertad económica, mientras que el sur recibe mejores puntuaciones y las franjas costeras se mueven en una situación intermedia, algo más favorable al oeste que al este.
Si tomamos como referencia el Índice y agrupamos a los diez países más liberales y a los diez más intervencionistas, vemos que el primer grupo tiene un PIB per cápita de 9.000 dólares, mientras que el segundo no llega a los 4.000.
Algo similar arrojan las estadísticas de pobreza. Si tomamos la medición más exigente publicada por el Banco Mundial (3 dólares al día, ajustados a inflación y poder de compra), vemos que la incidencia de la miseria ronda el 45 por ciento en las diez economías más liberales de África, muy por debajo del 70 por ciento al que se acercan las diez economías más intervencionistas de la región.
De modo que, lejos de encontrarnos con una situación uniforme, vemos que hay grandes diferencias en el grado de progreso de las economías africanas y que son los países con un marco más liberalizado los que logran un mayor nivel de prosperidad.