Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran el acelerado envejecimiento de la plantilla de empleados públicos de las Administraciones españolas. Si tomamos como referencia a los funcionarios y trabajadores que tienen entre 20 y 70 años de edad, encontramos que el porcentaje de asalariados que tiene más de 50 años ha aumentado notablemente.
Ahora mismo, el grueso de los empleados públicos tiene entre 35 y 60 años de edad. El grupo más fuerte de todos los anteriores es el que comprende a los asalariados de más de 50 y menos de 54 años, un segmento que incluye a más de medio millón de trabajadores.
De media, el número total de empleados públicos ha ascendido en los diez últimos años a 3.046.400 trabajadores. Sin embargo, ha habido una senda muy diferenciada a lo largo de la crisis. Así, entre 2006 y 2012 siguió aumentando el número de empleados públicos, mientras que de 2012 a 2016 se dio un ajuste que nos devolvió a los niveles de partida. Esto significa que se han depurado los excesos de la crisis, pero también implica que seguimos en niveles similares a los del "pico" de la burbuja.
Hay, eso sí, un cambio significativo en la edad de los trabajadores ligados a las Administraciones Públicas. Según muestra el INE, el número de asalariados que tiene 50 años o más ha crecido de manera notable en los diez últimos años, pasando del 26% al 42% entre 2006 y 2015.
A pesar del ajuste de los últimos años, uno de cada cuatro euros de los presupuestos va dedicado a pagar los salarios de los trabajadores públicos, lo que supone alrededor de 115.000 millones de euros de gasto anual. De toda la OCDE, solo Dinamarca soporta un coste laboral más alto que nuestro país.