Tyler Cowen es uno de los economistas más influyentes de Estados Unidos. Aunque su fama internacional es limitada, sus ideas tienen un hondo calado en el debate académico y en el ámbito intelectual. Su nuevo libro, La clase complaciente, critica la decadencia del modelo económico norteamericano y dibuja una América cada vez menos flexible.
"Somos cada vez menos productivos, menos dinámicos… Los ciudadanos se desplazan menos de un Estado a otro, rompiendo la vieja tradición de movilidad territorial como garantía para el ascenso social. La actitud predominante es de complacencia y resignación. La idea de muchos es aceptar el estancamiento e intentar que les afecte lo menos posible", critica.
El profesor de la George Mason University reconoce que la de Estados Unidos "es la economía más grande del mundo" y que sus niveles de riqueza "son muy elevados". En su opinión, "es bueno tener motivos para la complacencia, porque significa que, en términos históricos, hemos logrado cosas importantes. Pero los pilares de ese desarrollo están en juego, porque tenemos cada vez más aversión al riesgo y eso nos conduce a una economía decadente".
"Antaño, entre el 3 y el 3,5 por ciento de la población estadounidense se trasladaba anualmente de un territorio a otro, buscando nuevas oportunidades profesionales y personales. Eso enriquecía nuestro modelo económico y nuestro tejido social. Pero esos niveles de movilidad han quedado atrás. En los 90 pasan a moverse entre el 2,5 y el 3 por ciento. Tras el estallido de la crisis, se desploman hasta el 1,5 por ciento", apunta.
Para Cowen, "puede que los años 60 ó 70 fuesen demasiado volátiles, con una economía que fue a peor, tasas de criminalidad demasiado altas para un país rico… En ese sentido, los años 80 fueron importantes, porque la América de entonces solucionó sus problemas y dio un salto adelante. Pero creo que, desde entonces, ha calado una cultura que valora en exceso la seguridad y se aleja lo máximo posible del riesgo. Buscamos un mañana más predecible y eso implica que vamos a una economía menos dinámica e innovadora. Además, como la sociedad va envejeciendo, esas corrientes van a ir a más".
Uno de los indicadores que más preocupa a Cowen es la tasa de participación laboral. "No hace falta irte al caso de las minorías. Toma el caso de los hombres blancos de más de veinte años. En los años 50, el 88 por ciento estaba participando en el mercado de trabajo. Hoy, esa tasa ha caído al 72 por ciento".
En cuanto al triunfo de Donald Trump, el economista estadounidense lo ve "como un síntoma, no un cambio". Entonces, ¿qué es lo que debe hacer el país del Tío Sam si quiere recuperar el dinamismo perdido? En opinión de Cowen, "hay que facilitar la apertura de negocios, desregular agresivamente y promover una cultura de experimentación y de cambio".