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Peter Lynch, el gestor que logró una rentabilidad anual del 29%, revela sus estrategias

El legendario inversor desvela parte de sus secretos: "Busco compañías infravaloradas y, por lo general, las encuentro en sectores poco populares".

El éxito editorial de Francisco García Paramés con Invirtiendo a largo plazo ha servido como antesala para el lanzamiento de una nueva colección de libros de inversión en la que la firma de inversión del gestor gallego, Cobas AM, suma fuerzas con la editorial Deusto. Uno de los primeros títulos disponibles es el clásico Batiendo a Wall Street, de Peter Lynch.

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Nacido en el Estado de Massachusetts, en 1944, Lynch estudió historia, psicología y filosofía. A continuación, pasó por el servicio militar y completó un MBA en la prestigiosa escuela de negocios de Wharton, ligada a la universidad de Pennsylvania. Luego llegó el paso a la gestora Fidelity, donde empezó como analista de inversiones y acabó convirtiéndose en director de su departamento.

Pero el verdadero salto adelante llega en 1977, cuando se hace cargo de Fidelity Magellan Fund, un vehículo en el que permaneció hasta 1990. La aventura arrancó con 20 millones de dólares en activos bajo gestión, una cifra relativamente modesta que, al cabo de trece años, había dado el salto hasta los 14.000 millones de dólares. Y es que Lynch batió a Wall Street en once de sus trece años como gestor de Fidelity Magellan Fund, alcanzando una magnífica rentabilidad anual media del 29%.

Hasta que llegó el momento del adiós. Así lo cuenta Lynch:

Apagué mi terminal el 31 de mayo de 1990. Eso fue exactamente trece años después de empezar a trabajar allí. Por aquel entonces, Jimmy Carter era presidente y había reconocido haber mirado a muchas mujeres con lujuria en el fondo de su corazón. También yo he mirado con lujuria en el fondo de mi corazón. Lujuria por las acciones. Al final, creo que adquirí más de 15.000 para los partícipes del fondo

Compañías infravaloradas

Lynch echa la vista atrás y sorprende al lector con todo tipo de anécdotas, pero ante todo tira de sentido común para explicar su filosofía de inversión. Defiende que "las acciones no son billetes de lotería: detrás de cada acción hay una empresa y una razón por la que las compañías crecen de la manera en que lo hacen". Por eso, anima a los inversores "a invertir en aquello que conozcan" y a "convertirse en expertos en los sectores y las empresas en los que invierten". Precisamente porque no todos los inversores siguen estas recomendaciones, Lynch opina que millones de participantes en el mercado "deberían abstenerse de comprar acciones. Si no tienen interés en investigar compañías, si esconden la cabeza al ver un balance financiero, si hojean los informes anuales viendo las fotografías… Si son así, esto no es para ellos. Pero, desgraciadamente, comprar acciones desde la ignorancia es todavía un pasatiempo popular".

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El horizonte de inversión de Lynch es de largo plazo. Su libro nos habla de "colocar acciones en cuentas pensadas para nuestra jubilación", con el objetivo de que "el dinero esté ahí y crezca de diez a treinta años". ¿Renta fija o renta variable? Sin duda, la segunda: "Es mucho más rentable comprar acciones que hacerse con bonos, depósitos, cuentas monetarias… Eso es lo que intento demostrar por todas en Un paso por delante de Wall Street. Eso es lo que me inspira a subirme al púlpito y hablarle a esa mayoría de la congregación que continúa favor de los bonos".

Según explica el legendario inversor, "elegir acciones es un ejercicio dinámico, pero la rutina es siempre la misma: lo que busco son compañías que están infravaloradas y, por lo general, las encuentro en sectores o en industrias poco populares".

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