Desde el pasado año, el prestigioso think tank sueco TIMBRO elabora un Índice de Populismo Autoritario. El objetivo es medir el auge de la extrema derecha y de la izquierda radical en Europa, para explicar con datos fríos qué países enfrentan un panorama socioeconómico más agitado.
En la edición de 2017, que viene de nuevo firmada por el politólogo Andreas Johansson Heinö, España aparece como el quinto país europeo en el que más personas han optado por un partido populista. En nuestro caso, como es evidente, los resultados corresponden al respaldo electoral cosechado por Unidos Podemos en las últimas elecciones.
Por delante de España se colocan Italia, Polonia, Alemania y Francia. En Italia, los últimos comicios muestran que el apoyo a formaciones populistas roza los doce millones de votos. De hecho, el auge de Beppe Grillo y su Movimiento 5 Estrellas es el principal factor que explica el creciente recelo de los inversores hacia el país transalpino.
En siguiente lugar nos topamos con Polonia, que precede a Alemania y Francia. En el caso de nuestro país vecino, las últimas elecciones despejaron las dudas de los inversores en virtud de la amplia victoria cosechada por Emmanuel Macron, pero igualmente hablamos de unos comicios en los que quedó patente la fuerza del Frente Nacional y de la Izquierda Insumisa, con Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon convertidos en los iconos del populismo en Francia. Para el país teutón, está por ver qué resultado obtendrán Alternativa por Alemania y Die Linke (el nombre de la coalición de extrema izquierda) en las elecciones que se celebrarán a la vuelta del verano.
El estudio, divulgado a nivel europeo por la red Epicenter, ha agrupado a los partidos políticos del Viejo Continente según sus familias políticas. Este ejercicio constata el desgaste de los partidos tradicionales de la izquierda y la derecha, así como el rebrote de partidos extremistas y de formaciones populistas de corte autoritario. Pese al auge de partidos como En Marche! o Ciudadanos, las agrupaciones de corte centrista e inspiración liberal tienen hoy un peso similar al de hace veinte años. Y es que, del mismo modo que estos partidos crecen en Francia y España, vemos que sus socios en Alemania o Reino Unido han sufrido importantes retrocesos electorales durante los últimos años.
Eso sí: aunque el voto recabado por partidos antisistema venía creciendo de forma ininterrumpida, algo ha cambiado en 2016 y 2017. Y es que, como vemos en la siguiente gráfica, la popularidad de las formaciones populistas se ha estancado cerca del 20%, sin los nuevos avances que anticipaban los más pesimistas, pero también sin las caídas pronosticadas por los más optimistas.