El discurso proteccionista de Donald Trump no ha calado entre los principales socios de la economía estadounidense. Por el flanco atlántico, la postura de la Unión Europea ha sido clara: las instituciones comunitarias seguirán promoviendo la apertura comercial, diga lo que diga Washington. Por el flanco pacífico, la reacción de Japón ha sido similar: aunque el mandatario americano insista en frenar la globalización, el camino a seguir pasa por facilitar los intercambios y reducir las trabas que frenan las importaciones y las exportaciones.
La reacción más comprometida de todos los gobernantes involucrados ha sido la del primer ministro Shinzo Abe. Desde que alcanzó el poder, el líder nipón ha defendido una agenda económica en la que hay hueco para el libre comercio, pero también para medidas económicas de corte keynesiano y amplios programas de estímulo monetario.
Sea como sea, Japón se ha convertido en la punta de lanza de la defensa de la apertura comercial. El primer compromiso en esta dirección llegó hace una semana, cuando el país asiático llegó a un principio de acuerdo con la Unión Europea para aumentar la libertad comercial que rige los intercambios entre ambas áreas económicas.
TPP y acuerdo con la UE
Abe defendió entonces que este pacto permitirá "crear la zona económica libre más moderna, avanzada e industrializada del mundo". Por sectores, el automovilismo japonés y la agricultura europea serán los grandes beneficiados de un acuerdo que reducirá aranceles y otro tipo de barreras que encarecen y dificultan el comercio entre ambas partes.
Pero Tokio no se ha detenido en este acuerdo. Esta misma semana, el gobierno nipón ha ejercido como anfitrión de una reunión en la que once países están llamados a revivir el Acuerdo de Asociación Transpacífico, el acuerdo comercial conocido como TPP por sus siglas en inglés. La cumbre llega después de que Estados Unidos se saliese de las negociaciones, en el marco de la apuesta proteccionista del presidente Trump.
Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, que representan el 40% del PIB mundial, parecían haber cerrado el TPP en 2016, culminando seis años de negociaciones. No obstante, la entrada en vigor del acuerdo requería el OK de gobiernos y parlamentos nacionales. La salida de Estados Unidos ha dejado en el aire el futuro de la alianza, a la espera de lo ocurra en los próximos días en Tokio.