Pese a las puntuales visitas de los "osos" (bajadas), bien por los errores humanos o famosos "dedos gordos", como el acaecido el pasado lunes 26 de junio; pese a también la depreciación de la todavía moneda reina, el dólar estadounidense; y ante los buenos rendimientos actuales de los bonos del Tío Sam, el oro sigue siendo la más rentable de las commodities, y con diferencia.
El rey de los metales se ha revalorizado un 9,23% desde principios de año, mientras que el petróleo ha perdido un 19,94% y el gas natural, ha bajado un 21,35% en estos seis primeros meses.
Según Mike Fuljenz, presidente de la Universal Coin and Bullion y gran experto en monedas de oro de inversión "no existe ninguna alternativa al valor monetario del oro".
Razón entre otras para que el estado norteamericano de Luisiana se una a los de Arizona e Idaho en la aprobación legislativa que exime a sus ciudadanos de impuestos a las transacciones realizadas con monedas o lingotes de oro y plata, tanto de inversión como de colección.
Leyes que siguen la senda marcada por el excongresista estadounidense Ron Paul, firme defensor de que tanto el oro como la plata puedan volver a convertirse en moneda en el país de las barras y estrellas, quien se ha arriesgado últimamente a vaticinar que el oro podría marcar una subida extraordinaria en octubre próximo, nada menos que de un 50%. Para ello se basa en la posible reacción negativa de los mercados ante la incapacidad de Donald Trump y su formación republicana de sacar adelante sus reformas, prometidas durante su campaña electoral.
Mientras tanto, sin abandonar Estados Unidos, su clase media vuelve a refugiarse en el oro ante las amenazas armamentísticas de los misiles de largo alcance de Corea del Norte que fijan sus objetivos sobre suelo americano.