El peso del empleo indefinido en el sector privado apenas se ha reducido a raíz de la aprobación de la reforma laboral de 2012. Así lo demuestran los datos de la Encuesta de Población Activa para el primer trimestre del año, que muestran cómo el peso del trabajo fijo ha seguido una tendencia muy estable en los últimos años.
En el año 2002, el primero de la serie de la EPA, el peso del empleo indefinido privado era del 65,5%. Apenas hubo cambios en los siguientes años. Entre 2006 y 2008 sí se dio un primer salto hasta el 69,1%, que vino seguido de un nuevo repunte entre 2009 y 2010, hasta llegar al 75,7%.
¿Qué nos dice esa evolución? Muy claramente, que la destrucción de empleo ocurrida a raíz de la Gran Recesión se concentró en el empleo privado de carácter temporal. De este modo, el peso de los contratos indefinidos en las empresas aumentó precisamente porque se perdieron menos contratos de esta modalidad o porque se dejaron de hacer contratos temporales. No era una buena noticia que subiera el porcentaje de fijos: era una consecuencia indeseada de una crisis que se cebó en los que tenían contratos más precarios.
Tras la aprobación de la reforma laboral de 2012, vemos que el peso del empleo indefinido en el sector privado se ha mantenido más o menos constante, incluso en los últimos años con creación de empleo. En 2014 fue del 76%, en 2015 llegó al 75,7%, en 2016 alcanzó el 74,2% y en 2017 se aupó hasta el 73,6%. Vemos que hay una línea descendente, aunque no de forma muy acusada, debido a que poco a poco se está recuperando parte del empleo temporal perdido entre 2008 y 2013. Pero no porque se estén haciendo menos contratos indefinidos.
Del mismo modo, el peso del empleo temporal privado experimentó un cambio significativo con el estallido de la crisis, cayendo del entorno del 35% a niveles del 22,7%, como los observados en 2013. Como decimos, esto se debe a que la destrucción de empleo se cebó especialmente en este tipo de contratos.
El peso del indefinido apenas baja
Con la recuperación ya en marcha, el empleo temporal privado ha crecido de forma progresiva, aunque sigue lejos de los niveles pre-crisis. Según los datos que ofrece la Encuesta de Población Activa, en 2014 suponía un 24% y en 2017 ha alcanzado el 26,4 %. ¿Qué nos dice esto? Que la creación de empleo observada en los últimos años está siendo razonablemente equilibrada, de manera que el peso del empleo indefinido privado casi no ha bajado mientras que la cuota de asalariados con contratos temporales se ha mantenido en cifras más o menos constantes.
Si tomamos como referencia los años de la recuperación (2014, 2015, 2016 y 2017), encontramos que el aumento del empleo fijo privado ha sido de 736.100 puestos de trabajo, mientras que el crecimiento en el segmento temporal alcanzó los 622.000 contratos. Esto supone que el 54% del aumento de la contratación privada se ha destinado al empleo indefinido, mientras que el 46% ha ido a acuerdos laborales de duración temporal.