La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, ha avanzado un giro de 180 grados en la posición favorable que el partido ha mantenido hasta la fecha sobre el Tratado de Libre Comercio entre la UE y Canadá, conocido como CETA, por sus siglas en inglés.
"No lo vamos a apoyar", ha respondido Narbona en su cuenta en la red social Twitter a un usuario que le había advertido de que apoyar el CETA "no es de izquierdas". Otra usuaria, sorprendida por la contestación de la exministra de Medio Ambiente, le inquirió sobre los motivos de ese cambio de posición, al parecerle un "gran error". "Los acuerdos internacionales tienen que redefinirse para no concentrar más poder en las grandes corporaciones a costa de derechos", le argumentó Narbona.
No lo vamos a apoyar #PorUnaNuevaSocialdemocracia https://t.co/6Z4nOtmfkJ
— Cristina Narbona (@CristinaNarbona) June 20, 2017
Esta conversación de Narbona en Twitter se produjo horas después de que el PSOE votase a favor del CETA en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, que aprobó el dictamen del Tratado por 28 votos a favor y 8 en contra (los de Unidos Podemos y ERC). El acuerdo deberá recibir el visto bueno del Pleno del Congreso y, posteriormente, del Senado.
En defensa de la posición del PSOE en el debate que hubo en comisión, el portavoz Ignacio Sánchez-Amor sostuvo que la posición de su partido sobre el CETA no había variado, después de que Podemos llamase a su formación a dar marcha atrás en este apoyo ahora que ha elegido un nuevo secretario general, Pedro Sánchez, que considera que "el capitalismo neoliberal actual es descarnado y socialmente insostenible".
División interna
Hace unos días la diputada socialista Rocío de Frutos, una de las diputadas que se mantuvo fiel a Sánchez y votó 'no' a Mariano Rajoy en la investidura, desveló que existía "una corriente en el partido que no apoya este tratado y los efectos que puede llegar a tener".
El CETA cuenta ya con el visto bueno formal de los Veintiocho y de la Eurocámara, por lo que su aplicación provisional será posible cuando la parte canadiense formalice también su luz verde. La aplicación formal, sin embargo, no se producirá hasta que se haya cumplido el proceso de ratificación de todos los parlamentos nacionales, algo que puede llevar años.