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Mauricio Rojas: "Podemos es un partido elitista con votantes acomodados"

"Estas formaciones dicen ser regeneradoras, pero resultan ser las organizaciones más verticales del panorama político".

"Estas formaciones dicen ser regeneradoras, pero resultan ser las organizaciones más verticales del panorama político".
Votantes de Podemos | EFE

Mauricio Rojas es uno de los ensayistas liberales más influyentes de Chile. Vivió durante años en Suecia, donde llegó a ser diputado. También tuvo una fecunda carrera intelectual en España, donde publicó interesantes informes sobre las reformas liberales que han evitado la quiebra del Estado del Bienestar en los países del norte de Europa.

Recientemente, Mauricio Rojas volvió a nuestro país para participar en el X Foro Atlántico de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL). Durante el acto, desgranó los ingredientes centrales del populismo. A continuación, los fragmentos más interesantes de su intervención, agrupados según los distintos bloques temáticos que tocó su conferencia.

-¿Qué alcance tiene el populismo en la Europa de 2017?

Existen ya al menos doce partidos populistas en Europa con un apoyo de, al menos, el 10 por ciento del electorado. Unos son de izquierda, otros son de derecha, pero todos tienen un rasgo común: la sociedad se divide en dos, por un lado "las élites" y por otro lado "el pueblo". No hay, por tanto, una comunidad nacional, un elemento vertebrador, sino una lucha de clases, a la vieja manera marxista.

-¿Qué elementos caracterizan al fenómeno y por qué hay tantos europeos que se dejan seducir por sus propuestas?

La élite nacional se asocia a lo que antaño era el enemigo exterior. Siempre se presenta como una clase de dirigentes "vendidos" al capitalismo, a los intereses financieros, etcétera. Otra característica habitual del discurso populista es su urgencia. El cambio es necesario ahora, el momento actual es catastrófico y hay que hacer ya los cambios. Por último, un elemento clave es el mesianismo. El líder carismático es el salvador llamado a solucionar todo. Hasta aquí, la oferta populista.

-¿Y qué pasa con la demanda de populismo?

Por descontado, parte de una insatisfacción o amenaza social. En el viejo mundo industrializado, como Estados Unidos y su medio oeste, el populismo es defensivo. Se detecta la pérdida de fábricas y negocios que se van al extranjero. Y, ante ese escenario, se proponen soluciones proteccionistas, que supuestamente pondrán freno a la sangría. En España, la situación es distinta y el populismo cala especialmente entre los jóvenes, ante las frustraciones de una generación que pensaba que tiene derecho a todo. En Francia, el voto obrero es la base del respaldo a Marine Le Pen.

-¿Hay diferencias en el campo económico o las propuestas populistas van por el mismo camino?

En el eje económico, que antaño presentaba suficientes diferencias para dividir entre izquierda y derecha, aparecen nuevas coordenadas. El populismo, de izquierda o derecha, apuesta por un Estado más grande. Su discurso proestatista es transversal. Syriza, Podemos… se mueven en la misma dimensión que el Frente Nacional.

-¿Es cierto que estos partidos renuevan la forma de hacer política?

Muchas de estas formaciones dicen ser regeneradoras, pero resultan ser las organizaciones más verticales de todo el panorama político europeo. En el Congreso de Vistalegre, por ejemplo, los documentos políticos de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón eran dos loas al poder supremo del secretario general. Se habla de "política desde abajo", de "asambleísmo"... pero el resultado es muy distinto. Son organizaciones elitistas, nada plurales, nada abiertas a la participación.

Resulta curioso que, según indican los estudios del CIS, ese elitismo organizativo se reproduce entre las bases de Podemos que no son, en absoluto, las clases depauperadas que dicen representar, sino segmentos de población con estudios que llevan una vida de clase media más o menos acomodada, pero que piensan que tienen derecho a todo, algo especialmente acusado entre los más jóvenes.

En Italia, el Movimiento 5 Estrellas es un caso aún más radical si cabe. Es un partido personalista, autoritario a más no poder, con todo el poder concentrado en torno a Beppe Grillo, que más que un líder parece ser el propietario de la formación.

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