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Cómo Banco Popular pasó de valer 19.000 millones a 1 euro

La apuesta tardía por el ladrillo agujereó las cuentas de la entidad, que perdió un 95% de su valor bursátil durante la última década.

La apuesta tardía por el ladrillo agujereó las cuentas de la entidad, que perdió un 95% de su valor bursátil durante la última década.

Ángel Ron era, ante todo, un hombre de la casa. Nacido en Santiago de Compostela, en 1962, llevaba trabajando en el Banco Popular desde los veintidós años de edad. Tras una exitosa carrera al norte del país, dio el salto a Madrid y terminó convirtiéndose en el mandamás de la entidad. La capitalización que alcanzó Popular hace ahora una década se movía en el entorno de los 19.000 millones de euros. Hoy, la entidad ha sido vendida al Banco Santander por el precio simbólico de un euro.

Las ampliaciones de capital lograron maquillar los problemas de Popular durante los peores momentos de la crisis. Si hace una década había alrededor de 250 millones de acciones en circulación, en 2017 ya estábamos en más de 4.000 títulos flotando en el mercado. Ha trascendido que, en 2016, una de las ampliaciones de capital se financió parcialmente con créditos concedidos a los clientes…

En suma, las ampliaciones de capital inyectaron más de 5.500 millones de euros de dinero privado a la entidad, pero Popular no ha enderezado el rumbo. La cruda realidad es que el valor de la acción se ha desplomado un 95 por ciento en la última década, de acuerdo con Bloomberg. De hecho, cayó tan bajo (0,5 euros por acción) que fue necesaria una reagrupación de acciones (contrasplit) para "maquillar" el precio de chicharro en el que se estaba moviendo la entidad.

De los 130.000 millones de activos del banco, cerca de 35.000 están en el ladrillo y la mitad de ellos son especialmente problemáticos. El gran problema ha sido la entrada tardía de Popular en el segmento de la construcción. Ángel Ron y su equipo apostaron por el sector en el punto álgido de la burbuja inmobiliaria, cuando muchos de sus competidores estaban ya echando el freno. Antes de la compra por parte de Santander, el plan de Popular era crear una especie de banco malo que gestionaría al menos 6.000 millones de activos inmobiliarios tóxicos, fuera de balance.

"Ángel Exterminador"

El relevo de Ángel Ron fue traumático, como no podía haber sido de otra forma. En la Junta de Accionistas hubo quien le llegó a rebautizar como "Ángel Exterminador". Salió de la entidad con 23 millones de pensión bajo el brazo. Su sueldo era de 1,35 millones, según los documentos remitidos por el banco a la CNMV. El adiós se cerró con una cláusula de no competencia que tiene once años de duración.

Mientras en España se consolidaba la transición al frente del Popular, en Frankfurt cundía el miedo a que la entidad terminase contagiando al resto del sector. El Banco Central Europeo movió ficha, declaró "inviable" al Popular y activó la actuación de la Junta de Resolución, con el objetivo de aplicar un rescate privado (bail in), cambiando deuda por acciones y permitiendo la compra del banco por parte de un competidor, que finalmente ha sido el Santander. ¡Cuántos millones de euros se habrían ahorrado los contribuyentes si hubiésemos abordado así la quiebra de las cajas!

La operación se ha cerrado en cuestión de horas y por el precio simbólico de un euro, aunque Santander tiene previsto ampliar capital por 7.000 millones. Además, dentro de su esquema de provisiones, la casa financiera que dirige Ana Patricia Botín va a movilizar otros 7.000 millones, con el objetivo de completar la absorción de Popular lo antes posible. El plan remitido a los accionistas apunta que, tras dos años de transición, la compra de Popular arrojará una rentabilidad de entre un 13 y un 14 por ciento. Se cierra un capítulo y se abre otro nuevo.

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