Popular ha cerrado la primera sesión bursátil de la semana con una caída superior al 18%, la mayor del año, de forma que profundiza en los mínimos históricos registrados la pasada semana y acumula siete sesiones en rojo.
Concretamente, la entidad presidida por Emilio Saracho se ha desplomado un 18,16% en el día, hasta los 0,338 euros por acción, lo que supone batir de nuevo sus peores registros, impulsados por la incertidumbre que genera su proceso de venta.
La entidad, que la semana pasada experimentó una caída del 38% de su valor en bolsa, también está conociendo sus mínimos históricos en cuanto a la capitalización, que ya se encuentra por debajo de los 1.420 millones de euros, frente a los 2.700 millones de euros que registraba al cierre de sesión del pasado martes.
En opinión del analista de XTB Rodrigo García, Popular "sigue esperando" encontrar un comprador y la ausencia del mismo es "causa y, a la vez, consecuencia del desplome" que está sufriendo en Bolsa.
"Los accionistas de Banco Popular saben que si no aparece rápido un comprador el reflote del banco va a pasar, con gran probabilidad, por una ampliación de capital que terminará por fortalecer la entidad en el medio plazo, pero perjudicará al accionista en el muy corto plazo", ha apuntado el experto en declaraciones a Europa Press.
Según ha añadido, el interés por evitar ser titular de acciones del valor en el momento en el que se anuncie esta ampliación "está haciendo que los inversores más potentes que aún estaban en el valor estén deshaciendo posiciones a marchas forzadas".
Es el caso de la gestora de fondos Blackrock, que la semana pasada redujo su participación desde el 4,09% hasta el 1,775%, desprendiéndose de unos 97,15 millones de acciones de la entidad.
Tras este movimiento, en el accionariado de Popular se encuentra en primer lugar la Sociedad General Financiera y Fiduciaria, que engloba la Sindicatura de accionistas y cuya participación asciende al 9,873%, seguida por Crédit Mutuel, con un 4,061%.
En opinión del analista, en estos momentos, "salvo sorpresa inesperada", parece "difícil" que un banco mayor asuma el control de la firma "sin un descuento importante".
"La razón de ello está clara: aunque las sinergias entre Popular y cualquier otra entidad española mayor serían más que evidentes, los potenciales compradores serían más propensos a que la reestructuración fuese asumida en primera instancia por el Banco Popular en lugar de por ellos mismos", ha explicado García.