Hace ahora dos años que el Gobierno aprobó el Real Decreto Ley de Segunda Oportunidad, cuyo objetivo era, y es formalmente, "permitir lo que tan expresivamente describe su denominación: el que una persona física, a pesar de un fracaso económico empresarial o personal, tenga la posibilidad de encarrilar nuevamente su vida e, incluso, de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que arrastrar indefinidamente una losa de deuda que nunca podrá satisfacer".
Para profundizar en este asunto, analizar sus claves y los desafíos que enfrenta ante posibles cambios normativos en un futuro no muy lejano, el grupo Libertad Digital convoca una nueva edición de Diálogos en Libertad con el desayuno "El concurso de acreedores y la Ley de Segunda Oportunidad" a cargo de los ponentes Julián Ramírez Ortúzar, socio de Go Legal Solutions, y Alberto Leonardo, socio de LBS Abogados. Dos grandes expertos en esta normativa que desde sus respectivos despachos conducen casos de éxito entre particulares y pequeñas empresas.
Dos años después de su aprobación esta Ley, también conocida como de exoneración del pasivo insatisfecho, sigue siendo una gran desconocida para el gran público. Emprendedores, autónomos y, sobre todo, particulares, pueden tener acceso a esta herramienta que les permita despojarse de importantes cargas fruto de un fracaso económico para poder recuperar sus vidas y probar suerte de nuevo.
Sin embargo, son numerosas las críticas que desde algunas asociaciones e, incluso, desde el Ministerio de Justicia se hacen a esta norma. Creen que sufre de carencias importantes. Por este motivo, existe un acuerdo entre Ciudadanos y PP para reformar la Ley de Segunda Oportunidad. Cuando entre en vigor la Directiva Europea sobre Reestructuración y Segunda Oportunidad –que está siendo estudiada desde el pasado mes de noviembre por la Comisión Europea– es previsible que esta normativa sufra una modificación. Y es que, cada año en la UE, 200.000 empresas se declaran en quiebra, lo que se traduce en 1,7 millones de empleos perdidos.
Sin leyes como estas, vigentes en países tan avanzados como EEUU, no hubiera sido posible la aparición de grandes genios de nuestro tiempo como Bill Gates o Steve Jobs, ya que, sin estas herramientas, el primero de los fracasos que sufre un emprendedor, lejos de ser el primer paso hacia el éxito, se termina convirtiendo en una losa que amenaza con enterrar sus opciones de futuro.