Nacido en Tánger, en 1951, Jean-Luc Mélenchon lleva una década convertido en el referente de la izquierda radical francesa. Desde que abandonó el Partido Socialista, su figura no ha dejado de ganar enteros entre el electorado galo. En las elecciones de 2012 logró un apoyo del 11 por ciento, mientras que en las de 2017 se espera que su resultado se mueva en el entorno del 20 por ciento, suficiente para convertirle en firme candidato a pasar a la segunda vuelta.
Para conocer mejor su figura, Libre Mercado se ha sumergido en el pensamiento de Mélenchon a través de diversas entrevistas concedidas por el político galo. De entrada, hay un pronunciamiento que destaca por encima de cualquier otro, ya que Pablo Iglesias lo ha reproducido en España en diversas ocasiones. Dice lo siguiente:
Si gano las elecciones, lo primero que haré es hacer que el Ejército desfile por los Campos Elíseos, para mandar un mensaje a los mercados financieros.
El propio Pablo Iglesias se citó con Mélenchon en su programa de televisión La Tuerka. La charla entre ambos dejó otras perlas que merece la pena subrayar para conocer mejor al personaje:
El trotskismo fue para mí un buen medicamento. Fue mi educación social, política, económica… Lo elegí de manera muy pragmática. Pero me echaron porque decían que no entendía las diferencias entre el movimiento, el partido o el sindicato.
Al principio de la era de François Mitterrand, el partido exigía firmar una carta de adhesión a las ideas marxistas y de rechazo al capitalismo. Pero hoy en día, los trotskistas ni siquiera están pidiendo eso. Inicialmente, fue una cosa increíble. Primero aplicaron grandes nacionalizaciones en todo el sistema bancario, en un tercio de la industria… pero fue a menos, porque no reflexionamos sobre cómo se concretaba el cambio para salir del capitalismo.
Los métodos de lucha deben cambiar. La radicalidad hay que concretarla. No basta con "corregir", como defienden los socialdemócratas, también hay que revisar la acumulación. Y cuando hablo de acumulación, hablo de acumulación de patrimonio, de dinero, de medios de comunicación…
Está la oligarquía, que va contra el pueblo, pero también una casta que está aliada con esa oligarquía, que actúa como intermediaria de sus intereses.
América Latina empezó a romper las cadenas del neoliberalismo. Yo estuve en el primer Foro de Sao Paulo. Ahí empezaron a organizarse los nuevos partidos de la izquierda. Decían que aquello era un bloque folclórico, un grupo de nostálgicos… Pero de ahí salieron las revoluciones ciudadanas de Venezuela, de Ecuador, de Argentina…"
Cuando hablas de Chávez en Europa nos dicen que es un demonio. Cuando hablas de Ecuador no quieren ver los logros que están teniendo. Me da tristeza.Yo he aprendido mirando a Chávez. Estuve allí en su última campaña. Había miles y miles de personas apoyándole, con camisas rojas… Vi a pobres bien vestidos, bien alimentados, llenos de alegría. Aquello era un grito imparable. Era el grito de la revolución, de la gente humilde, de los despreciados. Eso me enseñó mucho. Vi un pueblo politizado, que gritaba consignas políticas. Y la gente sentía que Chávez estaba a su servicio.
El gobierno de Alemania no es Alemania, son los jubilados de Baviera y de otros länder. Necesitan un euro caro, aunque nos mate a todos, para mantener su nivel de vida. La crisis tiene su hogar en la clientela electoral de Madame Merkel. Ella es el enemigo central. No es necesariamente una mala persona, quizá es una buena abuelita, pero políticamente es el enemigo central.
Me gustaría que seamos los primeros en romper las cadenas. Francia es la sexta potencia del mundo. Y yo lo voy a plantear así: tenemos la bomba atómica... ¿No quieren? Pues entonces, ¡boom! No pago. Usted va a morir. Mañana no tendrá un euro. Pero nosotros los franceses no vamos a morir, vamos a vivir, vamos a salir de nuestra casa. Nuestra economía no va a parar, el dinero puede que pare, pero el dinero no existe realmente.
Mélenchon también se ha entrevistado con diversos medios europeos. En su cita con los corresponsales, hizo los siguientes comentarios:
El movimiento socialista tradicional está ideológicamente muerto. Está fundado sobre un principio por el cual las reformas sustituyen a la revolución. Corrige las irregularidades de la sociedad capitalista por una distribución desigual de la riqueza. La socialdemocracia ha sido sustituida por los liberales en el mejor de los casos. Por eso he evolucionado a la antiglobalización.
Alemania tiene un modelo económico de república bananera. Fabrica coches y maquinaria, acumula excedentes comerciales… Es absurdo. Está destruyendo nuestra industria.
Debemos eliminar la deuda pública. Se puede dejar de pagar. Y de esa forma, los Estados ejercerán como actores del desarrollo. La alianza público-privada que se ha ensayado es una ruina. Si no fomentamos una política que aumente la demanda, habrá violencia.
Estoy muy preocupado por el clima malsano antirruso que observo en Europa. Los rusos son aliados históricos.