Paul Seabright, profesor de Economía en la Universidad de Toulouse, cuenta una anécdota deliciosa en The Company of Strangers: A Natural History of Economic Life. Según relata, en la época de la perestroika, tuvo que tratar con varios altos cargos soviéticos que trataban de acomodarse a la nueva realidad. Uno de ellos, encargado de la producción de pan en San Petersburgo, le preguntó: "Por favor, comprenda que estamos determinados a movernos hacia una economía de mercado. Pero necesitamos saber cómo funciona. ¿Quién se encarga de garantizar el suministro de pan en Londres?". Ante el asombro del burócrata soviético, Seabright le dio la única respuesta posible: "Nadie".
No sabemos si Friedrich August von Hayek conoció esta historia. Probablemente no, porque el genial economista austriaco murió en 1992, quizás sólo unos meses después de que sucediera esta conversación. Pero si la hubiera escuchado, estamos seguros de que le habría encantado. Porque es quizás la explicación más clara posible de dos de las ideas sobre las que más y mejor escribió: el "orden espontáneo" y la "fatal arrogancia".
El primero es ese maravilloso mecanismo, a medio camino entre "el instinto y la razón" que el ser humano ha ido desarrollando a lo largo de miles de años, en millones de interacciones mutuas y que en los últimos tres siglos nos ha permitido alcanzar un nivel de bienestar, riqueza y prosperidad que nuestros antepasados no hubieran soñado. Porque nadie inventó el mercado, como nadie inventó el lenguaje y como nadie está a cargo del suministro de pan en Londres. Y sin embargo, los precios, las interacciones entre panaderos y clientes, los intercambios que cada día ejecutan: todos estos actos aislados, no planificados y en apariencia inconexos garantizan que no haya ni un solo día sin pan (y muy barato) en la capital británica.
Mientras tanto, la fatal arrogancia del socialismo del siglo XXI que practica el Gobierno bolivariano de Nicolás Maduro ha provocado que en uno de los países más ricos en recursos naturales del planeta escaseen hasta los bienes de primera necesidad. No entiende el sucesor de Hugo Chávez (como tampoco lo entendía éste) ni el mecanismo del mercado, ni los problemas de información que incluso el más sabio de los gobernantes (y no está nada claro que uno u otro lo fueran) tendría si quisiera sustituir a los miles de interacciones voluntarias que cada día se dan en ese proceso que llamamos mercado.
Hace 25 años moría Hayek. Por eso éste es un buen momento para recordar sus enseñanzas. El pensador austriaco escribió de muchas otras cosas (sobre derecho, filosofía, historia, las relaciones de estas otras ciencias con la economía…). Pero aquí vamos a recordarle con diez citas sobre sobre el mercado y el orden espontáneo. No son largas. En apenas 2-3 minutos cualquiera puede leerlas y reflexionar. A ese pobre funcionario soviético le habrían venido muy bien para entender por qué un sistema no organizado lograba en Londres, de forma espontánea y dentro de un sistema de libertades, lo que a él le había resultado imposible en San Petersburgo a pesar de tener a su disposición a todo el aparato represivo soviético.
- El sistema de precios es un instrumento registrador que automáticamente recoge todos los efectos relevantes de las acciones individuales. Sus indicaciones son la resultante de todas estas decisiones individuales y, al mismo tiempo, su guía.
- Cuanto más planifica el Estado, más complicada se le hace al individuo su propia planificación.
- Beneficio es la señal que nos indica lo que tenemos que hacer para servir a la gente que no conocemos.
- La civilización descansa en el hecho de que todos nos beneficiamos de un conocimiento que no poseemos. [...] Y una de las maneras en que la civilización nos ayuda a superar esa limitación en la extensión del conocimiento individual consiste en superar la ignorancia no mediante la adquisición de un mayor conocimiento, sino mediante la utilización del conocimiento que ya existe ampliamente disperso.
- El curioso cometido de la economía es enseñar a los hombres lo poco que realmente saben sobre aquello que imaginan que pueden diseñar.
- Fue Adam Smith el primero en advertir que casi nos hemos dado de bruces contra ciertos métodos de ordenación de la cooperación económica que exceden los límites de nuestro conocimiento y nuestra percepción. Quizás su mano invisible pueda interpretarse como ese imperceptible e inescrutable conjunto de tendencias que están implícitas en dicho orden. Orientados por la constelación de precios, por ejemplo, nos vemos inducidos a realizar diversos actos cuyas consecuencias finales no hemos buscado intencionadamente. En nuestras actividades económicas, nada sabemos de las necesidades ajenas que nuestro esfuerzo productivo contribuirá a satisfacer ni de los esfuerzos ajenos que acaban satisfaciendo nuestras necesidades.
- El orden extenso es un mecanismo capaz de recoger y aprovechar un vasto conjunto de conocimientos diseminados que ningún organismo planificador central está en situación de aprehender o controlar.
- La generación de hoy ha crecido en un mundo donde, en la escuela y en la prensa, se ha representado el espíritu de la empresa comercial como deshonroso y la consecución de un beneficio como inmoral, y donde dar ocupación a cien personas se considera una explotación, pero se tiene por honorable mandar sobre otras tantas
- Sólo un reducido número de entornos locales hubieran podido suplir lo requerido para la fabricación de los utensilios que permitieran el acceso de la humanidad desde los estadios cazadores o recolectores a la civilización sedentaria. Sin el apoyo [a través del comercio] de compañeros de otras zonas, para la mayoría de los humanos habrían sido totalmente inhabitables las zonas en las que querían instalarse.
- No hay nada en el desarrollo tecnológico moderno que nos fuerce a una planificación económica global, pero hay mucho en él que hace infinitamente más peligroso el poder que alcanzaría una autoridad planificadora.
- Bonus: "La libertad no solo significa que el individuo tiene la oportunidad y el peso de la elección. También significa que debe soportar las consecuencias de sus actos. Libertad y responsabilidad son inseparables".