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EDITORIAL

El parlamento canario hace el ridículo contra Brufau

La oposición de los políticos canarios al petróleo es tanto como dar la espalda al progreso, el desarrollo y el empleo

La cámara autonómica canaria aprobó el pasado jueves una resolución que declara al presidente de Repsol, Antonio Brufau, persona non grata. La propuesta, presentada por Nueva Canarias, fue apoyada por todos los demás partidos excepto el PP, que prefirió optar por la abstención.

El motivo del enfado de los partidos canarios con el presidente de la petrolera española es haber calificado de tercermundista la estrategia de esas mismas formaciones políticas para impedir la realización de prospecciones petrolíferas en aguas españolas cercanas a las islas.

Brufau señaló algo elemental cuando calificó de retrógrado ese empeño de los partidos canarios contra las prospecciones petrolíferas. Y es que, en efecto, rechazar este tipo de actividades supone despreciar una oportunidad de oro para crear riqueza y empleo en una de las regiones más pobres de España. La oposición de los políticos canarios al petróleo es tanto como dar la espalda al progreso, el desarrollo y el empleo, al tiempo que se pretende desvirtuar la realidad con fines puramente electoralistas, sin importar lo más mínimo el bienestar del conjunto de la población. Es, simplemente, decir noa la riqueza, lo cual refleja, una vez más, el retrógrado pensamiento nacionalista y ecologista, que siempre deriva en aislamiento, pobreza y retraso.

Los pretextos alarmistas por el riesgo medioambiental, utilizados por los partidos canarios para alimentar el rechazo de la población, tuvieron en esta operación de agitación demagógica un papel fundamental. Y sin embargo, no hay un solo país en el mundo que, pudiendo explotar sus recursos energéticos, haya decidido desaprovechar esa fuente extraordinaria de riqueza natural.

De hecho, Noruega, un referente turístico mundial gracias a sus recursos naturales, explota al máximo su potencial petrolífero con numerosas plataformas marítimas, lo que le ha convertido en el mayor proveedor de petróleo y gas de Europa con grandes beneficios para su población -las pensiones públicas se financian con los ingresos del petróleo- sin que ello haya perjudicado en modo alguno al turismo. Y lo mismo sucede con EEUU, México o el Caribe, donde las plataformas abundan en perfecta connivencia con la industria turística, lo cual desmonta el absurdo y desfasado ecoalarmismo de la clase política de esa comunidad insular.

Brufau, por tanto, se limitó a señalar una obviedad cuando calificó de retrógrada esta actitud de la clase política canaria contra las prospecciones de su compañía. Recibir la calificación de non grato por parte de esos políticos desfasados y sectarios es un timbre de honor que el presidente de Repsol puede exhibir con toda dignidad.

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