El presidente de EEUU, Donald Trump, enviará esta semana al Congreso su propuesta de presupuesto para el ejercicio fiscal 2018, que comprende el período desde el 1 de octubre de 2017 hasta el 30 de septiembre del próximo año, y en el que pretende incluir un fuerte recorte del denominado gasto discrecional o político para, a cambio, elevar las partidas destinadas a Defensa y Seguridad.
El borrador, que se dará a conocer el próximo jueves, incluirá una importante reestructuración administrativa para reducir el coste y el tamaño del Gobierno federal mediante la eliminación de duplicidades, agencias y organismos, así como drásticos recortes presupuestarios en diferentes áreas, como el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano o la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), entre otros.
Las reducciones se concentrarán en el gasto discrecional, que en el presente ejercicio asciende a un total 1,2 billones de dólares, casi el 30% del presupuesto total -el resto se destina a Seguridad Social, Sanidad y otros gastos fijos como el pago por los intereses de la deuda-. Casi la mitad del citado presupuesto discrecional es militar, mientras que el resto se dedica a una amplia gama de programas federales. Es ahí donde se aplicarán los recortes, cuya cuantía podría rondar los 60.000 millones de dólares, superior al 10%, según las estimaciones iniciales. Se trataría por tanto, de uno de los recortes de gasto discrecional no militar más drásticos desde el final de la II Guerra Mundial, tan sólo comparable a los aprobados durante los primeros años de la Administración Reagan.
Aunque todavía se desconocen los detalles, Trump planea recortar en un 25% el presupuesto en medio ambiente y acabar con 3.000 empleos en la EPA, eliminar numerosas subvenciones destinadas a vivienda, reducir en un 37% el presupuesto del Departamento de Estado, donde se incluye la asistencia estadounidense a terceros países y la financiación de organismos internacionales, etc. Asimismo, se baraja un reducción del volumen de empleados públicos del Gobierno federal.
A cambio, Trump planea elevar el gasto en Defensa en cerca de 54.000 millones y continuar la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México o crear nuevas iniciativas que amplíen el acceso a las escuelas chárter y otros programas educativos. Su Administración decidió congelar el gasto federal el pasado enero, de modo que cualquier incremento presupuestario tiene que ser compensado mediante recortes en otras áreas. En palabras de uno de sus asesores, Stephen K. Bannon, la idea de Trump es "desarticular el Estado administrativo", recortando burocracia y el aparato estatal para hacer más con menos.
Sin embargo, no será una tarea fácil, ya que la mayoría de los recortes tendrán que ser aprobados por el Congreso, donde los demócratas y algunos republicano ya han mostrado discrepancias con el proyecto.