EEUU, Reino Unido, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda y Canadá tienen una cosa en común: la tendencia que han sufrido sus respectivos mercados inmobiliarios durante el último año. El precio de la vivienda ha experimentado una importante subida, que, en general, se debe a la mayor afluencia de capital extranjero, y, en particular, a los 1,3 billones de dólares que han salido de China desde el cuarto trimestre de 2014.
Los chinos compraron 29.000 viviendas en EEUU por valor de 27.000 millones de dólares entre marzo de 2015 y el mismo mes de 2016, según National Association of Realtors (Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios). Seattle, San Francisco, Nueva York y Miami son algunas de las ciudades que han recibido un mayor porcentaje de estos flujos. Sin embargo, esta entrada de dinero ha ocasionado subidas de precios que , en muchos casos, superan el 50%. En Vancouver, los precios de las viviendas han subido un 47% en cuatro años y en Londres un 54%, mientras que las viviendas de Auckland, Nueva Zelanda, se han disparado un 75%.
No obstante, desde The Economist han querido comprobar que estas subidas de precios han sido bien valoradas y, para ello, han elaborado un índice que, además de medir los precios de la vivienda, los compara con alquileres e ingresos. Si a largo plazo los precios de las viviendas suben más que los ingresos que puede generar la propiedad o que los ingresos de familias que pagan las hipotecas, se podría llegar a una situación "insostenible".
Flighty capital is pushing up house prices in some of the world’s most desirable cities https://t.co/6Tk2WYdxCS pic.twitter.com/1j3fC2kHUQ
— The Economist (@TheEconomist) March 10, 2017
Basándose en estos factores, señalan que la subida de precios en EEUU es sostenible y está fundamentada. Sin embargo, en el caso de Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Reino Unido, tales aumentos están sobrevalorados.