Los hábitos de consumo de la población definen de alguna forma la estructura de su economía. En este sentido, la información que proporciona la Oficina Europea de Estadística Eurostat es una buena forma de contrastar cómo de diferente es el consumo entre los hogares europeos y de qué forma las características de cada país -cultura de compra de vivienda o el clima- determinan las pautas de gasto. A continuación, analizaremos la posición del hogar español en relación al resto de europeos y al promedio de la UE.
En el siguiente gráfico, se ordena el consumo de los hogares de más a menos proporción de gasto en la vivienda, que es el principal categoría entre la cesta de bienes y servicios. Los hogares españoles se sitúan en la parte media-baja por presupuesto destinado a la vivienda -muy por detrás de los países nórdicos-, tampoco tiene un especial peso el gasto en alimentación, ni en transporte, pero, por el contrario, el consumo en hoteles y restaurantes es superior al del resto de países europeos.
En el caso de la vivienda, se agrupan diferentes conceptos, como son las rentas generadas por la propiedad de un inmueble, el alquiler, el gasto en mobiliario o los gastos relacionados con el hogar, como son la luz o el agua. En el conjunto de estas categorías, los hogares españoles se sitúan en la parte media-baja, hasta la 18ª posición entre 28 países, con un 30% del gasto total, inferior al promedio de la UE, que es del 32%. Los países nórdicos -Dinamarca es líder con el 37%- ocupan las primeras posiciones.
La principales partidas son las rentas por la propiedad -rentas imputadas no reales, nadie paga una renta por tener un hogar- y por el alquiler. Existe una lógica relación inversa entre el porcentaje de hogares con vivienda en propiedad y el gasto en alquiler. En el caso España, el 79% de los hogares posee una vivienda en propiedad, ocupando el puesto octavo de la UE, y la proporción de la renta a pagar el alquiler es del 3%, situándose en el 16ª posición, mientras que la de la propiedad es del 14%, ocupando el 10º lugar en proporción de rentas imputadas.
Hay otra circunstancia menos lógica: mientras las rentas de la propiedad son en todos los países superiores a las del alquiler, éstas son el elemento diferencial. Cuando la proporción de rentas al alquiler sobre propiedad es superior, la proporción de renta relacionada con el hogar -rentas de propiedad y alquiler- es también superior.
Una posible razón es que las rentas estimadas por la propiedad de una vivienda sólo reflejan una parte de su valor en el mercado del alquiler. En el conjunto de rentas por la propiedad más alquiler, el hogar español se sitúa en la parte medio-alta, en el puesto 13º, por lo que, dado que en el total de "vivienda" se sitúa en la parte medio-baja, en el resto de categorías el porcentaje de gasto debe de ser inferior a la media.
Éste es el caso del gasto de suministro de luz y gas, donde el esfuerzo del hogar español se sitúa cerca del mínimo. Indudablemente una climatología más benigna con temperaturas menos frías –y consecuentemente también más horas de luz- pueden ayudar a reducir el gasto en gas –y electricidad- en relación a otros países europeos.
Por su parte, dentro del consumo destinado a la compra de automóvil y el transporte, el gasto para las familias españolas es relativamente reducido: un 11% del consumo total, dos puntos inferior al promedio de la UE, ocupando así el antepenúltimo lugar en el ránking europeo, tan sólo por delante de los países de la antigua Checoslovaquia. Es decir, tanto la compra del automóvil, como el billete de transporte en tren o autobús, como especialmente -por su mayor peso- la gasolina o diésel, suponen un esfuerzo relativamente inferior al de otros países en Europa.
La electricidad o la gasolina subirán más o menos, pero medido en lo que representa en el bolsillo de una familia española tipo, su coste no se puede considerar como excesivo. En cuanto a la alimentación, se observa cierta correlación entre renta de los hogares y el peso de dicha categoría, debido a que los alimentos son, por lo general, bienes inferiores cuyo consumo relativo decrece según aumenta la renta.
En esta partida el consumo relativo de las familias españolas respecto del resto de Europa es coherente con su nivel de renta y se sitúa en la parte media: entre los 23 países incluidos en el siguiente gráfico, el hogar español, con una renta per cápita de 19.049 euros, ocupa el puesto 12 -lejos de los 28.231 de Alemania, pero también de los €12.756 de Letonia-, mientras que por peso de los alimentos ocupa el puesto 13, con un 13% por debajo de máximo de Rumanía (29%) y por encima del mínimo de Reino Unido (8%)-. En esta categoría, el gasto sobre el consumo total de un hogar es 1 punto superior al promedio la UE. Las posiciones de mayor consumo lo ocupan los países del Este.
Si entre las principales categorías, el consumo de las familias españolas es inferior en la vivienda, en el transporte y algo superior tan sólo en materia de alimentos, la pregunta es ¿dónde se gasta más en relación a Europa? En restaurantes y en hoteles, sobre todo en la primera categoría.
Los hogares españoles destinan un 15% de su renta al consumo en restaurantes y bares, liderando el ranking en Europa. Dicho porcentaje es más del doble del promedio de la UE y más del triple que Alemania. Un factor que puede impactar, como en el caso de la menor factura relativa en gas o en electricidad, es el clima, aunque en este caso con signo contrario. En el agregado de la hostelería, sólo el notable peso del consumo en hoteles en las dos pequeñas islas de Malta y Chipre evita que los españoles también lideren esta categoría.
En cuanto a la sanidad y la educación, al gasto medio de la familia española se sitúa en la parte medio-alta, con un peso del 4% y del 2%, en línea y un punto por encima del de la UE, respectivamente.
Por último, la composición del consumo en ocio se sitúa en la parte baja, en el lugar 17 de 25 países con un peso del 7%, dos puntos inferior a la UE. En especial, el consumo es relativamente bajo en prensa y libros, donde se ocupa el penúltimo lugar de la UE, mientras que, por el contrario, es relativamente más alto en gasto por vacaciones, donde ocupa el puesto 7º entre 23 países -no todos los países proporcionan datos para todas las categorías-.
En definitiva, si se compara con el promedio de la UE, el consumo tipo del hogar español destaca especialmente por un menor gasto en la vivienda o en el transporte, y por mayor gasto en alimentación y, especialmente, en la hostelería. Si a ello se añade, además, que la economía española es una potencia mundial en materia de turismo -con un consumo intensivo en hoteles y restaurantes- se puede entender la especial importancia de la hostelería en la economía española.