La sucesión al frente del Partido Socialista (PS) de Francia se decidirá entre dos candidatos, el exministro Benoit Hamon y el exprimer ministro Manuel Valls. Hamon, que de acuerdo con resultados todavía provisionales obtuvo el domingo el 36,21% de los votos en las primarias socialistas, disputará la candidatura el próximo domingo con Valls, que logró el 31,29% de apoyos. Arnaud Montebourg, el tercero en discordia, quedó eliminado de esta particular carrera, tras alcanzar el 17,62% de los sufragios, pero anunció que apoyará a Hamon.
Hamon avanzó que, si finalmente él es el candidato elegido para liderar el PS, su intención es "unir a la izquierda". Su gran diferencia con Jean-Luc Mélenchon, que representa a la izquierda radical al margen de los socialistas, es su apuesta por la construcción europea, con dos prioridades: la Europa de la energía y la Europa de la defensa. Sin embargo, su programa incluye diversas medidas que se asemejan mucho a las de la izquierda más radical, tales como implantar una renta mínima universal, que la revolución digital debe conducir a compartir el trabajo o mutualizar la deuda de los países europeos más débiles -que los alemanes, en esencia, paguen la deuda de los socios del sur-, entre otras.
El exministro francés de Educación encarna la izquierda más próxima a los jóvenes concienciados de los grandes núcleos urbanos, los burgueses-bohemios conocidos por el acrónimo de "bobo". Representante del ala izquierda del Partido Socialista (PS), Hamon, de 49 años, enarbola un ideario en favor de la ecología, la legalización del cannabis y una política penitenciaria con penas más cortas, pero su propuesta estrella es la de la renta básica universal de hasta 750 euros para todos los franceses mayores de edad. Se trata, en definitiva, de un programa muy diferente al del exjefe de Gobierno, Manuel Valls, cuyo plan es más moderado y similar al que aplica la socialdemocracia en el norte de Europa.
Nacido en la pequeña localidad bretona de Saint-Renan (en el noroeste de Francia), este candidato forjado en las luchas estudiantiles ha ganado notoriedad por haber colocado en el centro del debate esa asignación mensual. A pesar de las críticas -le han llamado derrochador y utópico-, Hamon ha mantenido la medida, aunque de forma gradual, y se ha llevado al bolsillo a muchos jóvenes en un momento de impopularidad entre los socialistas, engullidos por el ascenso del social-liberal Emmanuel Macron y de la ultraderechista Marine Le Pen.
Su programa se resume en los siguientes puntos:
- Renta básica universal de 750 euros al mes
- Un nuevo impuesto sobre los robots
- Más impuestos progresivos sobre la riqueza
- Reducción de las lagunas fiscales
- Jornada laboral de 32 horas semanales
- Legalización de la marihuana
- 50% de energía renovable para 2025
- Aplicación de un IVA más elevado a los productos o servicios de lujo
- Prohibición de los plaguicidas
- Mejores reembolsos para el cuidado dental
- Una "Sexta República"
- Transformación del Senado en una cámara de representación territorial
- El derecho de los extranjeros a votar en las elecciones locales
- Creación de un "visado humanitario" y convertir Francia en tierra de asilo
- Nueva Ley antitrust de los medios de comunicación.
- Mayor rigidez laboral
- Reconocer el agotamiento o el estrés como enfermedad profesional.
Dimitió por la "austeridad" de Hollande
La victoria parcial de Hamon en las primarias refrendó la tendencia ascendente que mostraron los sondeos, los mismos que sitúan a cualquier candidato socialista en el quinto lugar en las presidenciales francesas de este año. Gracias al apoyo que le brinda el exministro de Economía Arnaud Montebourg, sus posibilidades de ser el candidato socialista a las presidenciales de abril y mayo de 2017 han aumentado.
En el primer Gobierno del socialista François Hollande, Hamon ocupó el cargo de responsable de Consumo (2012-2014) para, después, conviertirse en el titular de Educación durante apenas cuatro meses. Dimitió descontento de la "política de austeridad" del Ejecutivo, entonces liderado por su hoy rival Manuel Valls.
El exprimer ministro francés, por su parte, ataca a su rival porque representa una izquierda que tiene un programa que no es realista y que renuncia a gobernar. "La izquierda puede desaparecer y quedar marginada durante un cierto tiempo", advirtió Valls en una entrevista a la emisora RTL, refiriéndose a la posibilidad de que Hamon gane estas primarias,
Valls insiste de que él es la única posibilidad de la izquierda para las presidenciales francesas de abril-mayo próximo, y consideró que la opción el próximo domingo es "clara": "¿La izquierda renuncia a gobernar?". Afirmó que él -a diferencia de Hamon- no quiere "encerrar la izquierda en el irrealismo y en la ilusión", que a su parecer significa dejar "a millones de hombres y mujeres frente a una opción terrible: la derecha frente a la extrema derecha".
Una alusión al hecho de que los sondeos para las presidenciales actualmente prevén que los dos candidatos que se calificarán para la segunda vuelta serán el exprimer ministro conservador François Fillon y la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, es decir, que no habrá nadie de izquierdas para disputar el Elíseo.
Asimismo, eludió una pregunta sobre Emmanuel Macron, que fue titular de Economía cuando él era primer ministro, que va a presentarse a las presidenciales sin pasar por las primarias socialistas y que aparece en las encuestas muy por delante de cualquiera de sus posibles ganadores. "No es el tema, el tema es que está en cuestión el destino de la izquierda", replicó al ser interrogado por Macron. La derrota de Valls el domingo próximo, en cualquier caso, supondría una buena noticia para Macron, que desde su posición social-liberal podría recibir el apoyo de antiguos votantes socialistas que no se sienten identificado con Hamon, mucho más escorado a la izquierda.