Cada cuatro años, la Encuesta de Estructura Salarial revisa la evolución de los salarios atendiendo, entre otros criterios, a la antigüedad de los contratos de trabajo en vigor. Esta muestra estadística nos permite comprobar cómo han evolucionado los sueldos a partir de las publicaciones referidas a 2006, 2010 y 2014.
Si nos centramos en los trabajadores que llevan menos de un año en su puesto actual, vemos que el salario medio acreditado por el INE era de 14.019 euros en 2006, mientras que en 2010 había subido a 15.373 euros. Cuatro años después, en 2014, la Encuesta de Estructura Salarial apuntaba a un sueldo medio de 14.729 euros para los trabajadores con menos de un año de antigüedad.
Entre los trabajadores con más de un año y menos de tres años de trayectoria en su empleo actual, el INE arroja una subida del sueldo medio entre 2006 y 2010, pasando de 17.017 a 19.044 euros. En 2014, la Encuesta de Estructura Salarial que publica el INE arroja un descenso hasta los 14.729 euros.
Comparando con el "pico" de la "burbuja", los salarios de los ocupados con menos de un año de trabajo habrían subido de 14.019 a 14.729 euros, mientras que la retribución de quienes llevan entre uno y tres años en su puesto ha crecido de 17.017 a 18.174. Tomando como referencia el año 2010, la paga de los ocupados que llevan un año en su empleo ha pasado de 15.373 a 14.729 euros, mientras que la de los asalariados que cumplen entre uno y tres años en su empresa ha caído de 19.044 a 18.174 euros.
Parece claro que el impacto de la crisis llevó a una cierta devaluación salarial, pero no hablamos de un desplome de los ingresos como pretenden trasladar las voces más críticas con la reforma laboral, sino de una corrección relativamente moderada. En comparación con 2006, los sueldos en 2014 eran un 5% más altos para los trabajadores con un año de antigüedad y un 7% más elevados entre quienes llevan de uno a tres años en su puesto de trabajo. Sin embargo, tomando como referencia 2010, el primer grupo vivió una caída del 4% y el segundo experimentó un descenso del 5%.
A cambio de ese ajuste, la economía española ha recuperado con relativa rapidez buena parte del empleo perdido a raíz del "pinchazo" de la burbuja inmobiliaria y del estallido de la Gran Recesión. Tras la destrucción de 3,3 millones de puestos de trabajo, España ha vuelto a crear empleo a un ritmo elevado, generando 1,7 millones de puestos de trabajo que equivalen a recuperar uno de cada dos empleos destruidos.
Los datos del ministerio de Empleo certifican que el 90% de los nuevos ocupados eran parados de larga duración. De hecho, las cifras oficiales apuntan también que el empleo entre los mayores de 45 años ha crecido en un millón de personas en comparación con los datos de 2012. Por tanto, parece claro que la rebaja salarial que experimentan los nuevos contratados ha sido suficiente para reincorporar al mercado laboral a millones de españoles que llevaban mucho tiempo esperando su oportunidad de volver a trabajar.
Esto supone un paso de gigante hacia la europeización de nuestro mercado de trabajo. Hasta ahora, España ajustaba vía despidos pero, a raíz de la reforma laboral, el mercado ajusta vía salarios. En este proceso, el rol de la reforma del mercado de trabajo de 2012 es crucial: hasta entonces, la dificultad de ajustar vía salarios terminaba empujando a las empresas a ajustar vía despidos.
Los nuevos contratos, cada vez mejor pagados
Pero, además, la progresiva recuperación económica y el descenso en el número de desempleados está alentando una subida del sueldo que perciben los trabajadores con menos antigüedad. Si analizamos la base de datos del Instituto Nacional de Estadística podemos ver que la paga mensual de los trabajadores con menos de un año de antigüedad acumula ya dos años de aumentos: pasó de 1.145 euros en 2013 a 1.206 en 2014 y 1.252 en 2015. Esto significa que los sueldos de los nuevos contratos suben, de media, un 9,3% en los últimos años auditados.
Por tanto, superado el ajuste y recuperado el crecimiento económico, la evolución de los sueldos es positiva incluso en el segmento de ingresos más vulnerable: el de los nuevos contratados. De manera que tampoco aquí se cumple el discurso catastrofista de los más críticos con la reforma laboral, ya que estas cifras certifican que los sueldos de los nuevos contratos están creciendo.