José Luis Groba López, presidente de Inspectores de Hacienda del Estado, lamentó hace unos meses en Expansión el "gran boquete en el Impuesto de Sociedades". Gracias a ese malvado boquete se benefician "los de siempre –es decir, multinacionales, grupos consolidados y grandes empresas", al no pagar "determinados dividendos y plusvalías".
Aclara:
Un ejemplo paradigmático es el de las empresas que prestan servicios mediante call centers. Muchas de ellas implantan estos centros en países sudamericanos (cuyos costes de personal son muy inferiores a los del nuestro) con el único objetivo de prestar servicios a clientes y consumidores españoles.
Esto le parece fatal al señor Groba López por dos razones:
Se produce un traslado en la obtención de rentas, que, de ser generadas en España, pasan a ser generadas en Sudamérica;
y
también resulta que, además de no tributar por un servicio que se ha prestado en nuestro país, se está incentivando la destrucción de puestos de trabajo, que buena falta nos hacen, para de esta forma crearlos en otros países.
La primera objeción adolece de la siguiente debilidad: supone que la pura maldad de las empresas priva a los españoles de rentas. Es decir, según don José Luis, si no fuera por la codicia de "los de siempre", esas rentas seguirían en España. Conviene aclarar, pues, que esto conspira contra la propia denuncia: las empresas trasladan el call center a Sudamérica porque aquí en España los costes son más elevados, tanto salariales como fiscales. Y por eso mismo no es legítimo deducir que si no desplazaran la actividad a Sudamérica, las empresas generarían las mismas rentas en España.
Y la segunda objeción, vinculada con la primera, es la apresurada deducción del señor Groba López sobre la destrucción de empleo. Otra vez, esto equivale a suponer que el volumen de empleo no tiene nada que ver con los costes de las empresas, sino que es una suerte de suma fija, que está allí para siempre. Así, si las empresas se deslocalizan, son unas perversas que aumentan el paro en España.
La falta de lógica es patente. Si fuera verdad lo que dice don José Luis, la mejor manera de luchar contra el paro sería cerrar las fronteras a cal y canto, como quería hacer Sancho de Moncada con ayuda de la Inquisición en el siglo XVII para evitar la salida de metales preciosos.
Don José Luis podría pensar que los boquetes que la legislación genera en la Hacienda Pública igual tienen que ver con el realismo ante la competencia fiscal, que todos presumen aborrecer pero que nadie, dado la elevadísima presión tributaria de nuestro tiempo, puede evitar. Y, sobre todo, podría pensar en los boquetes que la misma Hacienda cava en los bolsillos de los sufridos ciudadanos españoles.