Mieko Terada llegó a Tama, una pequeña ciudad de Tokio, Japón, en 1973. Por aquel entonces, la ciudad contaba con multitud de familias, parejas recién casadas y niños en sus calles y viviendas, justo lo contrario que pasa hoy. La gente que vive en Tama es mayor y los apartamentos son muy viejos.
Es más, Tama es la ciudad más vieja de la OCDE gracias a la longevidad de su población y a las férreas políticas migratorias. Una situación similar a la de otras muchas ciudades japonesas que se han visto afectadas por el éxodo rural.
Según The Economist, se espera que la población mayor de 65 años pase de 2,7 millones a 4,1 millones, entre los años 2010 y 2040, lo que equivale a una tercera parte de la población de Tokyo. Además, las estadísticas pronostican que la población mayor de 65 años pasará del 21% al 38% en 30 años y se duplicará la población de más de 75 años. Estas personas tendrán serias dificultades ya que la ciudad está construida sobre colinas y la mayoría de los apartamentos no tienen ascensor. Sin embargo, la consecuencia más importante (y preocupante) que puede generar esta situación influye, de lleno, en la fiscalidad.
No obstante, desde Tama quieren hacer todo lo posible por solucionar esta situación. Van a proporcionar más ayudas en el hogar y a imponer clases de aeróbic para los más mayores puedan subir escaleras fácilmente. Acciones como estas tienen un claro objetivo: atraer jóvenes. Además, gracias a la reconstrucción de una pequeña zona, se han duplicado las viviendas, que ahora son más espaciosas. Las autoridades pretenden reconstruir y remodelar muchas más zonas.
En Japón, el número de jóvenes entre 20 y 29 años ha pasado de 18,3 millones (2000) a 12,8 millones (actualidad). Se estima que en el año 2040 podría reducirse a 10,5 millones. Unas cifras que hacen aún más complicada la recuperación de ciudades similares a Tama.
Por ejemplo, la ciudad de Okutama, alcanzó su máximo población en los años 50, cuando acudieron cientos de trabajadores a construir un embalse. Hoy, la ciudad es vieja y un gran porcentaje de la población se ha ido. Un 47% de la población de Okutama tiene más de 65 años y un 26% más de 75. Estas ciudades son tan pequeñas que es complicado proporcionarles buenos servicios. Además, los ancianos se niegan a abandonar sus casas y nada hace pensar que cambiarán de opinión. Internet y la entrega a domicilio han sido su salvación.
Okutama ha tratado de promover la agricultura por ejemplo, con el cultivo del wasabi, una verdura picada que se toma con sushi. Esperaban atraer a las familias ofreciendo vacunas , comida a los escolares y transporte gratis. Pero estas políticas no han evitado el envejecimiento y hay unos 450 hogares vacíos y , actualmente, están promocionando la vivienda gratuita. Sin embargo, se estima que la ciudad tiene alrededor de 450 hogares vacíos.