El actual ciclo de crecimiento económico en España tiene diversas explicaciones. Algunas están relacionadas con shocks externos positivos, los también conocidos "vientos de cola", como son el abaratamiento del petróleo, los bajos tipos de interés y la amenaza terrorista en destinos turísticos que compiten con las costas españolas. A continuación, me centraré en los dos primeros factores y dejaré para un siguiente análisis el sector turístico español.
El impacto del petróleo en el saldo exterior
La evolución de las compras en el exterior de energía dependen, en gran medida, de la cotización del petróleo en euros, por lo que, a su vez, existen dos factores que inciden en las importaciones: la cotización en dólares del petróleo Brent y el tipo de cambio del euro con el dólar.
Como se puede observar en el siguiente gráfico, la evolución del precio del petróleo es el factor determinante, mientras que el tipo de cambio es secundario. Desde mediados de 2014 hasta finales del pasado año, el coste del petróleo se ha reducido gracias al abaratamiento de la materia prima, aunque compensado, sólo parcialmente, con una depreciación del euro (si el euro pierde valor contra el dólar, las importaciones se encarecen). En los últimos meses, sin embargo, el petróleo ha repuntado y, además, la divisa europea ha continuado depreciándose ante un dólar cada vez más fuerte.
La correlación entre la evolución del petróleo en euros y de la factura energética es muy elevada, señal de que la demanda de energía es muy inelástica respecto de su precio. Por ejemplo, el abaratamiento de la materia prima entre octubre de 2014 y 2016 ha sido del 48%, mientras que en ese periodo se ha reducido la factura energética de la economía española en un 36%.
Esta menor factura energética ha permitido que el déficit comercial se haya reducido desde los 21.000 a 15.000 millones de euros, pese a que en ese periodo se ha volatilizado el superávit no energético, consecuencia de la recuperación de la demanda interna que produce un incremento de las importaciones.
Desde finales de 2016, sin embargo, este efecto positivo se ha dado la vuelta tras una fuerte subida del barril de petróleo Brent, que también supondrá el encarecimiento de las importaciones de energía.
La cuestión es cómo impactará este incremento del petróleo en el saldo comercial. Mientras que en los meses de julio a octubre, el déficit energético se ha reducido de media en 500 millones al mes, el pasado noviembre el déficit dejó de reducirse sobre el año anterior y en los meses de diciembre y enero podría llegar a empeorar hasta en 1.000 millones de euros. Además, este impacto negativo es menor que el que se produciría en las importaciones, dado que el encarecimiento del crudo también elevará su coste.
Asumiendo que en el resto del año se mantienen la cotización actual del Brent y del tipo de cambio, el impacto en 2017 podría ascender a 7.000 millones de euros, reduciéndose progresivamente a lo largo del año.
El impacto de la caída de tipos de interés
Por otro lado, el saldo exterior -balanza por cuenta corriente- incluye no sólo las ventas y compras de mercancías, sino también el saldo de servicios y rentas. Tanto las inversiones de los extranjeros en la economía española como las inversiones en el exterior de, por ejemplo, los bancos generan rentas en forma de dividendos e intereses que impactan en el mayor o menor ahorro con el exterior.
Un ejemplo son los pagos en intereses de las Administraciones Públicas por la deuda que emiten. El descenso de los tipos de interés ha permitido que, pese a la creciente deuda pública, los intereses que paga principalmente el Estado a inversores foráneos no se haya incrementado en los últimos años.
Por ello, un escenario que combinara una creciente deuda pública en manos de inversores extranjeros y un repunte de los tipos de interés supondría un deterioro adicional en el saldo exterior de la economía.
En definitiva, en los últimos años, diversos shocks externos han funcionado como vientos de cola no sólo para impulsar el crecimiento del PIB, sino también para mejorar el saldo exterior de la economía española. Estos factores explican que, pese al repunte de la demanda interna, el saldo exterior del país haya mejorado. En concreto, habría mejorado en unos 2.000 millones de euros entre 2012 y 2016, pero, una vez eliminado el impacto del petróleo barato y los bajos tipos de interés, la balanza por cuenta corriente registraría un deterioro de 500 millones.
Así pues, si estos factores cambian de signo -como ya está siendo el caso del petróleo- la evolución del saldo exterior en el futuro no será, obviamente, tan positiva.