La agricultura, una de las actividades principales del sector primario, tiene una papel muy importante en España. Y al igual que ocurre en otras áreas de la economía, la innovación tecnológica y el emprendimiento han sido fundamentales en los últimos años. Quizás haya quien se sorprenda. No los que conozcan el campo español, renovado en los últimos años a mejor. Para competir hay que ser competitivos y conseguir un producto de calidad (el consumidor es cada día más exigente) a un precio que el cliente final esté dispuesto a pagar. No es una ecuación sencilla, pero es el camino del éxito.
No son muchas las instituciones que apuestan por el campo. Ni las que creen que es un buen lugar en el que invertir, en un mundo en el que hay tantas alternativas a mano. Sin embargo, siguen quedando programas que ponen su foco en este sector y que confían en su potencial económico. Banco Santander, por ejemplo, tiene más de 213.000 productores agrarios, cooperativas e industrias como clientes, a los que ofrece líneas de financiación con intereses bajos que se adaptan perfectamente a sus intereses. La entidad, además, cuida especialmente a esas empresas innovadoras que le están cambiando la cara a la agricultura española.
En España, la agricultura es un sector estratégico con gran una importancia social y económica. Los empresarios agrícolas españoles ayudan a la vertebración del territorio al mismo tiempo que generan valor y dan empleo en comarcas asediadas por el virus de la despoblación. No es fácil, pero su tarea es fundamental para que grandes regiones de nuestro país sigan vivas. Así, la mitad de la superficie de España se destina a actividades agrícolas y ganaderas, como tierras de cultivo y prados. Hay una gran diversidad de cosechas y usos, algo, que es posible gracias a la variedad de climas que ofrece España. Según datos del Gobierno, en el año 2014 hubo una producción agraria de 42.600 millones de euros, lo que equivale al 12,25% de la producción de la UE-15. Además, se cubrieron 824.300 puestos de trabajo en el sector. Empleos que crean empresas como Arentio y Cupasa, implicadas desde hace años en la innovación y en darle una vuelta a la agricultura española.
Energías renovables y agricultura
Arentio es una empresa que ofrece un servicio en el que se utilizan las energías renovables aplicadas al sector agrario. Hablamos de un sistema solar fotovoltaico que incorpora instalaciones inteligentes de bombeo solar para las fincas.
"En nuestra empresa personalizamos los productos para que la instalación se ajuste lo máximo posible a las necesidades de la finca y del agricultor. Además, gracias a una aplicación, evitamos a los agricultores muchos desplazamientos a sus terrenos y les ofrecemos la posibilidad de controlar el riego a través de su smartphone, tablet y ordenador", explica Marcos Madrigal, cofundador de Arentio, a Libre Mercado.
El equipo principal gestiona el riego de forma inteligente. Canaliza la energía solar y la transforma para que se pueda obtener agua del sondeo o embalse hacia el sistema de regadío de la finca. "El agricultor puede controlar los litros de riego, las horas o las zonas que quiere regar", añade Madrigal.
Arentio también ofrece el mismo tipo de producto pero enfocado a los fertilizantes y otro destinado a la gestión del terreno, permitiendo monitorizar los sistemas y controlarlos a través de una plataforma. Sus clientes principales son empresas y agricultores autónomos.
Desde la empresa, creen que lo más importante es la rentabilidad que pueden obtener sus clientes de su inversión: "Se sustituye un tipo de sistema eléctrico por otro que utiliza energía solar. El período de vida útil de nuestro producto es de 25 años y el agricultor lo rentabiliza en cuatro años. Solo tendrá que hacer frente a pequeños costes de mantenimiento y se beneficiará de energía gratuita durante el resto del tiempo. No es un gasto mensual, es una inversión. El coste de llevar luz a una finca es muy superior al coste de instalación de nuestro producto, a lo que hay que añadir que con nosotros no tienes que pagar luz cada mes", comenta Madrigal.
Para la instalación de los productos Arentio es necesaria una pequeña inversión, pero algunos agricultores no pueden hacerle frente. La colaboración con entidades como Santander Agro ha facilitado este paso gracias a líneas de financiación adaptadas a los clientes de Arentio y a condiciones muy ventajosas que han permitido llevar el bombeo solar a muchos campos de cultivo.
El departamento de I+D se ha encargado de mejorar los productos en base a la propia demanda de los agricultores y "aunque el sector de las renovables está algo flojo en España, hay ayudas hacia la base más tecnológica de la empresa", señala Marcos. "Es cuestión de tiempo y a medio plazo no quedara más remedio que potenciar este tipo de energía", concluye.
Fotos aéreas que ayudan a ahorrar
Hay algunas tareas agrícolas que requieren maquinaria cara e inversiones a las que muchos agricultores no puede hacer frente. Cupasa, una empresa de servicios que nació hace treinta y cinco años, ofrece soluciones para que los agricultores puedan realizar este tipo de tareas sin tener que incurrir en un esfuerzo económico que ponga en peligro si negocio. Además, de esta forma pueden acceder a algunos de los sistemas más innovadores del mercado.
"Tenemos un equipo de ingenieros que asesoran al agricultor en los tipos de cultivo que deben utilizar y en cómo deben cuidarlos, así como en su implantación, fertilización, uso de máquinas, cosecha y riesgo. En muchos casos, compramos la cosecha, ofreciendo una salida mucho más rentable de su producción", relata Antonio Cucurull, de Cupasa.
La empresa ofrece dos tipos de aplicaciones muy importantes para el cultivo: la fertilización cuando el cultivo ya está implantado y la eliminación de malas hierbas. Antes, el agricultor necesitaba una alta cantidad de fertilizante para evitar que se perdiese la producción. Era un sistema mucho más caro y que podía llegar a contaminar los acuíferos. Ahora, a partir de fotografías aéreas y con la inspección del campo por parte de los expertos, se hace una valoración y se determina qué zonas necesitan más fertilizantes y fitosanitarios.
"Estas fotografías reflejan la densidad de cultivo. Luego, gracias a un programa informático, deciden la cantidad de abono nitrogenado que necesita cada zona. Un sistema de memoria y de GPS incorporados en el tractor detectan las zonas en las que se tiene que echar más o menos fertilizante. Lo mismo pasa con las malas hierbas. No es necesario aplicar el producto a toda la parcela, sino que el sistema informático detecta donde están las malas hierbas y el tractor, que lleva un ordenador, sabe en qué zonas debe echar el herbicida", explica Antonio. "Antes, los fertilizantes y abonos se repartían por el 100% de la parcela. Gracias al nuevo sistema, en muchos casos no llega ni al 20%. El agricultor aplica la misma cantidad pero de forma mucho más precisa".
La implantación de estas nuevas tecnologías no siempre es fácil para un agricultor. Dependiendo de la comunidad autónoma se puede acceder a ciertas ayudas o líneas de financiación, pero no siempre. "Nosotros tenemos líneas de descuento bancario para nuestros clientes, con las que financiamos su cosecha. El acuerdo con Banco Santander ha sido una gran ayuda, un buen empujón financiero. Nos han facilitado una línea de financiación muy económica de nueve meses de duración y con intereses muy bajos, especialmente pensada para el agricultor", señala Antonio.
"Ha tenido mucha aceptación entre los clientes y lo hemos amortizado al máximo. Además, más del 90% de las propuestas de los agricultores se han aceptado y Banco Santander ha aprobado las líneas de financiación correspondientes", añade.