Durante años, el régimen bolivariano de Venezuela contó con la asesoría de politólogos españoles que terminaron conformando Podemos. Es el caso de Pablo Iglesias, Luis Alegre o Carolina Bescansa, que canalizaron buena parte de estas labores a través de la Fundación CEPS.
A comienzos de 2016, Libre Mercado sacaba a la luz la "tapadera" creada por diversos altos cargos de Podemos para seguir prestando servicios a los gobiernos bolivarianos de América Latina. Se trataba de del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, un organismo con sede en Quito que contó con la participación de altos cargos de Podemos como Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero.
El vínculo entre los regímenes bolivarianos y España no se rompió aquí. El pasado año conocimos también que el nuevo asesor de cabecera de Nicolás Maduro es un profesor español ligado precisamente a Errejón y Monedero a través de la dirección del CELAG. Se trata de Alfonso Serrano, que ha apoyado activamente a Podemos y ha sido acusado de cobrar 55.000 dólares al mes.
El ‘rearme’ de los chavistas venezolanos
Pero el ambiente en Miraflores se ha ido deteriorando y, a raíz de la inflación rampante y del desplome del crecimiento, el peso de los asesores españoles ha caído en desgracia. Las primeras señales las vimos con el nombramiento de Luis Salas, un ministro que afirmaba que "la inflación no existe" y declaraba abiertamente que los empresarios "son un tumor económico". Apenas 40 días después de su nombramiento, Salas terminó siendo apartado del cargo.
Las dudas siguen presentes en la cúpula del régimen bolivariano. De hecho, Nicolás Maduro ha inaugurado el año 2017 apostando por un nuevo equipo de gobierno en el que el denominador común es la adhesión inquebrantable de todos sus integrantes al sucesor de Hugo Chávez. El nombramiento más mediático es el de Tareck El Aissami, que asume la primera vicepresidencia del país y ha sido descrito por la oposición venezolana como "el rostro de la represión".
Otro cambio relevante es el que llega en la vicepresidencia económica, donde hemos visto cinco relevos en apenas doce meses. El nuevo zar económico de Maduro es el diputado Ramón Lobo, que va a hacerse cargo de las carteras de Economía y Finanzas, fusionadas bajo un único departamento de gobierno.
‘De inteligencia no va a morir...’
Nacido en 1967, fue profesor universitario hasta el año 2000, cuando se convirtió en alcalde de Andrés Bello, municipio ubicado en el Estado de Mérida. Lobo se mantuvo en el cargo durante ocho años y luego accedió a la Asamblea Nacional, en las listas del Bloque por la Patria.
De su paso por el parlamento venezolano, lo más recordado es su rifirrafe con Henry Ramos Allup, quien bromeó sobre el nuevo ministro de Economía afirmando que "de inteligencia no va a morir…".
De Lobo se dice que su especialidad son los presupuestos. No es una cuestión menor, ya que Venezuela enfrenta un abultado déficit fiscal que se suma al resto de problemas macroeconómicos que han contribuido al desplome del país. Sin embargo, la prensa venezolana no le ha prestado mucha importancia al nombramiento de Lobo, ya que se le considera un "peso ligero" del chavismo y se da por sentado que será Nicolás Maduro quien realmente tome las decisiones de calado.
Inflación del 2.000%
Está previsto que 2017 sea un año muy duro para la economía venezolana. Solamente en enero se espera una inflación del 30%, mientras que la previsión de aumento de precios para todo el año asciende al 2.000%, según el Fondo Monetario Internacional.
A esto hay que sumarle la caída del 12,5% en el Producto Interior Bruto que anticipan los analistas o el encarecimiento del 480% en el coste de la cesta de la compra, que ya cuesta el equivalente a 17 salarios mínimos.