Para cumplir con todas las leyes, normas y reglas vigentes a nivel nacional en Estados Unidos, es preciso sumergirse en casi 100.000 páginas de instrucciones burocráticas. Así se desprende del registro federal del país norteamericano, tal y como ha puesto de manifiesto el Competitive Enterprise Institute en las páginas de la revista Forbes.
En los años de Jimmy Carter, el pico regulatorio alcanzó las 73.000 páginas de leyes, normas y reglas. Sin embargo, la era de desregulación de los años de Ronald Reagan terminó dejando el número de páginas del registro federal en el entorno de las 57.000, cifra similar a la de su sucesor en el cargo, George H. W. Bush.
Pero en los años 90 se invirtió la tendencia y la extensión del registro federal volvió a aumentar. Mientras que Bush padre llegó a un máximo de 57.973 páginas de leyes, normas y reglas, Bill Clinton terminó alcanzando un techo de 74.258 folios, lo que supuso regresar a los niveles de Jimmy Carter. Algo más leve fue el aumento en los años de George W. Bush, quien no obstante añadió otras 5.000 páginas al registro, para pasar de 74.258 folios en los años de Bill Clinton a 79.435 páginas en el tiempo de Bush Hijo.
Pero el gran salto adelante llegó entre 2008 y 2016, con Barack Obama en la Casa Blanca. Y es que, bajo gobierno del mandatario demócrata, el número de páginas del registro federal dio un salto hasta las 97.110, cerca de la barrera de los 100.000 folios.
La herencia regulatoria que deja Obama a Trump abarca un total de 3.853 leyes, normas y reglas. En 2015, el gobierno federal reconocía en sus estadísticas un total de 3.410 regulaciones, de manera que en el último año de gobierno de Obama ha habido un aumento de más de 400. Pero la cosa no acaba aquí: ahora mismo hay 2.391 leyes, normas y reglas pendientes de ser ratificadas.
Como las grandes leyes exigen aprobación parlamentaria, Obama ha volcado la mayoría de sus regulaciones por la vía de los decretos presidenciales y de las normas y reglas que pueden ser impulsadas a través del poder Ejecutivo. De hecho, son agencias federales como la dedicada al medio ambiente las que han protagonizado el acelerón regulatorio de los últimos años.
Las promesas de Trump
Refiriéndose a esta cuestión, Donald Trump ha señalado que su intención es declarar una "moratoria regulatoria" que iría orientada a congelar la aprobación de nuevas leyes, normas y reglas. Esto frenaría, por ejemplo, la aprobación de los 2.391 dictámenes que Obama no habrá conseguido aprobar antes del relevo en la Presidencia.
Durante su campaña a la Casa Blanca, Trump lamentó que la sobrerregulación tenga un coste de 2 billones de dólares al año. Por este motivo, el magnate ha prometido que, además de introducir una "moratoria regulatoria", también tiene previsto eliminar aquellas leyes, normas y reglas que, en su opinión, son "innecesarias" y "dañan la creación de empleo".
El coste acumulado de la regulación
El Mercatus Center de la George Mason University hace un seguimiento continuo de la actividad regulatoria del gobierno federal, con un panel de datos que abarca más de 20 industrias y cubre más de 30 años de historia empresarial. Según subrayan los técnicos del think tank, "cada año, el crecimiento del PIB de EEUU ha sido 0,8 puntos inferior a lo que habríamos alcanzado si la regulación se hubiese mantenido constante desde 1980 hasta hoy".
Según Mercatus, esto supone reducir en 4 billones el tamaño del PIB americano, cifra que supone multiplicar por cuatro el PIB español. "En términos per cápita, esto supone que cada estadounidense posee hoy 13.000 dólares menos, en comparación con un escenario en el que las regulaciones se hubiesen mantenido constantes en los niveles de 1980", señala el informe.