Hace apenas un lustro, François Hollande irrumpió en la escena política francesa defendiendo un aumento agresivo de los impuestos. Entre sus planes, llevar el tramo superior del Impuesto sobre la Renta hasta el 75% y subir el Impuesto de Patrimonio vigente desde hace décadas en el país galo.
Poco a poco, aquellas ideas fueron cayendo en saco roto. Las mediocres cifras de empleo y crecimiento con las que Hollande despidió sus dos primeros años en el Elíseo le animaron a buscar nuevas opciones programáticas. Fue así como llegaron al gobierno francés nombres como Manuel Valls, el pragmático primer ministro que aspira a liderar al Partido Socialista en las próximas Elecciones Presidenciales, o Emmanuel Macron, el enigmático ministro de Economía que ha revolucionado a la izquierda con sus propuestas de corte liberal.
Para la nueva izquierda francesa, el Brexit es una oportunidad de demostrar que sus nuevos argumentos son convincentes. Por eso, el primer ministro Manuel Valls viene de anunciar un nuevo marco tributario que ha descrito como "el régimen fiscal más atractivo de Europa para ejecutivos extranjeros". ¡Quién lo iba a decir hace cinco años, cuando Francia parecía convertirse en la nueva esperanza de la izquierda europea!
Las bazas de París
Según ha publicado el Financial Times, bajo el nuevo marco se aplicarían dos medidas especiales: por un lado, el tipo superior del Impuesto sobre la Renta se reduciría en un 50%; por otro lado, se aplicaría una exención total en el Impuesto sobre el Patrimonio. Lo primero significaría llevar el gravamen superior del IRPF del 45% al 22,5%, mientras que lo segundo se aplicaría durante ocho años.
El gobierno francés también ha apuntado que el Impuesto de Sociedades va a bajar del 33% al 28% si la izquierda se mantiene en el poder. Además, Valls ha señalado que creará una ventanilla única para facilitar el traslado desde Londres. Esta oficina agilizará todo el papeleo requerido por el traslado de empresas y ayudará también a que los trabajadores reciban sus permisos de residencia y a que organicen la llegada de sus familiares a la ciudad de la luz.
París cuenta con otras bazas a su favor. Para empezar el metro cuadrado de las viviendas parisinas está entre 14.600 y 17.800 euros, frente al intervalo de entre 33.000 y 40.300 euros en el que se mueve Londres. A esto hay que sumarle la pujanza de París como ciudad de negocios y la buena conexión con Londres (bien por aire, bien vía Eurotúnel).
Fillon, Valls... y Le Pen
Pero, evidentemente, hay aspectos que preocupan a aquellas firmas que se lo están pensando. De entrada, la amenaza populista está muy latente en Francia. Y es que, aunque un triunfo de François Fillon en 2017 aumentaría el atractivo de París como centro de negocios, también es cierto que una victoria de Marine Le Pen echaría al traste la agenda de liberalización que parecen haber asumido la izquierda y la derecha gala.
Además, conviene recordar que la economía francesa está muy mal situada en el Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage. La república gala apenas ocupa el puesto 75 del ranking, aquejada por un marco fiscal y laboral extremadamente intervencionista.