La pasada semana, leíamos la triste noticia del fallecimiento de Rosa, una vecina de Reus que perdió la vida a sus 81 años a raíz de un incendio provocado por una vela. Al conocerse que la anciana no contaba con suministro eléctrico, este lamentable suceso ha dado pie a una intensa campaña política por parte de la izquierda radical, encabezada por Podemos.
Esta estrategia se enmarca dentro del plan de acción de Pablo Iglesias, que ya ha comunicado públicamente su intención de "politizar el dolor de la gente". De hecho, la formación morada convocó varias manifestaciones el pasado fin de semana, si bien la concurrencia de las protestas fue más bien floja.
El caso es que, cuanto más sabemos de lo ocurrido en Reus, más fuera de lugar parece estar la reacción de Podemos. De entrada, la prensa catalana ha señalado que la anciana fallecida no vivía sola, sino que compartía el piso con su nieta Tania, de 37 años de edad. Su familia la acusa de un posible homicidio imprudente.
La nieta de Rosa ha hablado con el Diari de Tarragona y ha declarado que los Servicios Sociales del Ayuntamiento estaban al tanto de que el piso de su abuela no tenía suministro eléctrico. De hecho, ha señalado que una asistenta social del consistorio se entrevistó con la fallecida en el domicilio, por lo que pudo comprobar de primera mano que no había luz en la vivienda.
A pesar de esto, el Ayuntamiento no tomó cartas en el asunto, de manera que estamos ante una mala actuación de los poderes públicos, encargados de atender este tipo de situaciones. De hecho, Reus cuenta con un presupuesto de 304.000 euros prestar ayuda a quienes se quedan sin suministro eléctrico. Estas ayudas las están recibiendo más de 700 vecinos de la localidad (para ser precisos, 774 en 2015).
El dato de las "7.000 muertes"
Pero el discurso de Podemos es muy distinto. No solamente ignora el hecho de que el fallecimiento de Rosa se debió a un trágico accidente, sino que, además, la formación morada ignora también la responsabilidad del Ayuntamiento de Reus en todo lo ocurrido y, de hecho, carga contra la compañía que canceló el suministro eléctrico (Gas Natural) para desplazar el foco del sector público hacia el privado, una constante en el discurso de la formación populista.
A esto hay que sumarle las disparatadas cifras que se están divulgando para apoyar este discurso. Leemos, por ejemplo, en Público que "la pobreza energética provoca más muertes que los accidentes de tráfico". Algo parecido es lo que leemos en La Sexta, donde el titular indica que "la pobreza energética causa más de 7.000 muertes al año".
¿De dónde sale este dato tan alarmante? La fuente es un informe publicado por ACA, la Asociación de Ciencias Ambientales. El documento, que salió a la luz en abril de este mismo año, lleva por título "Pobreza, vulnerabilidad y desigualdad energética". En la página 86 del estudio, ACA introduce el concepto de la Tasa de Mortalidad Adicional de Invierno, indicador del que sale la afirmación de que "la pobreza energética causa más de 7.000 muertes al año".
Este indicador consiste en comparar el número de muertes ocurridas entre diciembre y marzo con los fallecimientos que tienen lugar en los cuatro meses anteriores y posteriores al invierno. De esta forma, se compara el número de decesos en cada periodo y se establece cuál es la subida de la mortalidad en los meses de invierno. Conocida esta cifra, se asume a continuación que el 30% de esos fallecimientos están ligados a la pobreza energética, lo que nos lleva a la estimación final de 7.000 muertes anuales.
Parece evidente, por tanto, que no hablamos de un cálculo conciso e irrefutable, sino de un dato al que se llega tras hacer todo tipo de equilibrismos. Nadie discute que en invierno hay más muertes que en verano, pero ligar al suministro eléctrico ese repunte de la mortalidad es simplista y demagógico, pues supone ignorar la incidencia de virus, enfermedades y otras dinámicas sanitarias que contribuyen a elevar las muertes en los meses más fríos del año.
Por otro lado, el mismo informe reconoce que, de la misma forma que se puede asumir que el 30% de esas muertes están relacionadas con la pobreza energética, también se podría tomar un porcentaje del 10%. Todo depende, al fin y al cabo, de lo alta o baja que queramos que sea esa cifra…
La 'pobreza energética' bajó en 2015
También resulta relevante que el discurso de la izquierda radical sobre esta cuestión ignore el resultado de la última Encuesta de Condiciones de Vida, que acredita un descenso de la tasa de pobreza energética entre los años 2014 y 2015. Si hace dos años afectaba al 11,1% de los hogares, el pasado ejercicio se registró una incidencia del 10,6%.
De hecho, si tomamos toda la muestra analizada por la Encuesta de Condiciones de Vida entre los años 2004 y 2015, vemos que la tasa de pobreza energética se ha movido en niveles medios del 8,9%, apenas 1,74 puntos porcentuales por debajo del último registro disponible.
También resulta llamativo comprobar que los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida apuntan que el porcentaje de hogares con residentes de más de 65 años es más bajo que la media nacional. Para ser precisos, la pobreza energética afectó al 8,3% de estos hogares en 2015, por debajo del 10,6% registrado si consideramos todos los grupos de edad.
Un sector poco liberalizado
Libre Mercado ya explicó a finales de 2013 que los costes políticos del recibo de la luz suponen casi el 65% del desembolso total asumido por los clientes. Las subastas de las que oímos hablar de manera rutinaria sí reflejan el coste del segmento liberalizado de la energía, pero esto supone ignorar el 65% del coste final, en el que se incorporan costes regulados e impuestos. Incluso si se incluye la distribución y el transporte en la parte privada (algo discutible, ya que se trata de procesos altamente dirigidos y regulados), seguiríamos viendo que el 52% del recibo está ligado a la intervención pública.
Curiosamente, Podemos no propone reducir el peso del Estado en el sector eléctrico, sino que quiere aumentarlo de manera drástica. De hecho, el socio político de Podemos, Izquierda Unida, ha defendido este mismo fin de semana la "nacionalización de las eléctricas".