Ya hay Gobierno, y pronto habrá también nuevas subidas de impuestos. Una de las primeras tareas que tendrá que abordar el Ejecutivo de Mariano Rajoy son los ajustes que exige Bruselas para poder cumplir con el objetivo de déficit acordado el próximo año. España tendría que cerrar este ejercicio con un agujero fiscal máximo del 4,6% del PIB frente al 5,1% registrado en 2015, pero esta cifra debería bajar hasta el 3,1% en 2017.
La prórroga presupuestaria que ha remitido Moncloa a la Comisión Europea estima, sin embargo, un déficit del 3,6%, de modo que España debería aplicar un ajuste adicional de unos 5.500 millones de euros para cumplir con el umbral establecido. El ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, asistirá este lunes a la primera reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (Eurogrupo), mientras que el martes comparecerá en la Eurocámara para debatir la posible congelación de fondos a España por haber incumplido el objetivo de déficit el pasado año.
Guindos, que es una de las piezas clave del Gobierno de Rajoy para negociar con Bruselas, tendrá entre sus cometidos, no sólo evitar la citada multa, sino suavizar, una vez más, los objetivos de déficit negociados recientemente con la UE. Esta estrategia se ha convertido en una constante con el PP. La senda presupuestaria de Rajoy no se ha centrado en la austeridad, como bien muestra la evolución del gasto público, sino en arrancar de las autoridades comunitarias nuevos objetivos de déficit al alza para evitar al máximo la aplicación de recortes.
No en vano, cabe recordar que, tras ganar las elecciones de 2011, el PP se comprometió a bajar el déficit hasta el 4,4% en 2012 y hasta el 3% en 2013, pero lo único que ha hecho desde entonces es elevar esos objetivos, minimizando así la necesaria reducción del déficit, y aún así ha incumplido todos los años.
Pese a ello, algún ajuste extra tendrá que presentar de cara al próximo ejercicio para poder volver a negociar al alza el umbral de déficit. Sin embargo, lejos de aplicar recortes, el PP apostará, una vez más, por subir los impuestos. La primera medida adoptada a este respecto ha sido la modificación del pago fraccionado del Impuesto de Sociedades para que las empresas que facturen más de 10 millones de euros adelanten al Estado unos 8.000 millones de euros extra este año para contrarrestar el desvío que está registrando las cuentas públicas.
Pero esto es sólo el principio. El Ministerio de Hacienda está preparando nuevas subidas fiscales para dar respuesta al ajuste que pide Bruselas para 2017. La Comisión Europea fija la cuantía del ajuste, pero es tarea de cada gobierno decidir si se implementa mediante recortes de gasto, subidas de impuestos o una combinación de ambas. El PP parece optar, de nuevo, por la segunda opción.
No en vano, el pacto que firmaron en su día PP y Ciudadanos ya contemplaba un aumento de gasto de 28.500 millones de euros y un sablazo fiscal de 15.000 millones a las empresas a lo largo de la legislatura. Tal y como viene advirtiendo Albert Rivera en los últimos días, C’s rechaza aplicar recortes, apostando así por nuevas subidas fiscales, sobre todo en materia de Sociedades, como recordó el propio Rivera durante el último debate de investidura.
El plan de Montoro
En primer lugar, Montoro estudia suprimir más deducciones y beneficios fiscales en el Impuesto de Sociedades para elevar la factura fiscal de las grandes empresas. Según publica este lunes Cinco Días, aunque el Gobierno no contempla elevar el tipo nominal del 25%, prevé reducir los beneficios tributarios y endurecer las condiciones fiscales para las grandes compañías.
Entre otras medidas, se plantea modificar la actual exención por las plusvalías obtenidas por filiales en el extranjero, así como aplicar nuevas restricciones en la compensación de bases imponibles negativas. Y todo ello, manteniendo el tipo mínimo del 23% en los pagos fraccionados a las empresas que facturan más de diez millones. Este aumento cuenta, además, con el respaldo de Ciudadanos y el PSOE -e incluso Podemos, solo que lo critica por quedarse corto-.
Por otro lado, Hacienda también quiere elevar los Impuestos Especiales sobre la gasolina, el alcohol y el tabaco. Asimismo, la lista de opciones incluye la posibilidad de crear o incrementar los impuestos medioambientales e incluso no se descarta elevar el IVA de ciertos bienes y servicios que hoy disfrutan el tipo reducido del 10% y que pasarán al general del 21%. A ello se podría sumar, muy posiblemente, un aumento de las cotizaciones que pagan la inmensa mayoría de autónomos.
En principio, por tanto, se descartar subir el IRPF, debido a su impopularidad. Por el contrario, la única rebaja fiscal que se contempla es la del IVA cultural, que pasaría del 21% al 10%.