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Tsipras quiere colocar a 20.000 'enchufados' en el sector público de Grecia

La llegada de Syriza al poder no ha cambiado en nada el problema endémico del enchufismo en el Estado griego, más bien al contrario.

La llegada de Syriza al poder no ha cambiado en nada el problema endémico del enchufismo en el Estado griego, más bien al contrario.

El estallido de la crisis política y económica que atraviesa Grecia sacó a la luz la mala gestión del dinero público que han hecho los sucesivos gobiernos helenos. Como señaló Libre Mercado, los propios ciudadanos del país mediterráneo han acuñado términos que denuncian estas prácticas, hablando por ejemplo de "rousfeti" cuando se quieren referir al despilfarro o de "fakelaki" cuando se pretende denunciar la corrupción.

Las sucesivas auditorías de las Administraciones que han hecho los técnicos de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo han revelado que uno de los problemas más recurrentes era el "enchufismo" masivo en la política de contratación de empleados públicos.

Así, cada vez que el partido de centro-derecha Nueva Democracia llegaba al poder, las Administraciones griegas se llenaban de "camisas azules", el nombre con el que los griegos se refieren a los afiliados y simpatizantes de dicha formación. Y, de manera equivalente, cuando el centro-izquierda salía vencedor y el PASOK entraba en el gobierno, ocurría algo similar con los llamados "camisas verdes".

El auge del populismo no ha cambiado en absoluto estas prácticas. Syriza no ocultó su voluntad de aumentar el tamaño de las Administraciones y concurrió a las elecciones con el compromiso de disparar la contratación pública. Sin embargo, el corralito, la quiebra soberana y el tercer rescate obligaron a Grecia a comprometerse con una larga lista de medidas impuestas por la llamada troika.

Tsipras abraza el 'rousfeti'

Con este cambio de rumbo, Alexis Tsipras parecía rendirse y accedía a asumir medidas de "austeridad" muy diversas, como subir impuestos, recortar gastos o flexibilizar el mercado laboral. Sin embargo, los hechos ponen en duda el compromiso del gobierno de Syriza con el paquete de medidas que suscribió el Ejecutivo durante el verano de 2015.

Un buen ejemplo lo tenemos en el plan que ha anunciado Tsipras de contratar 20.000 nuevos empleados públicos. Según informó Kathimerini, el Gobierno de Syriza no solamente vuelve a las andadas, sino que además va a hacerlo recurriendo a las viejas prácticas de antaño. El "rousfeti" ha vuelto.

De los 20.000 nuevos burócratas que quiere incorporar Tsipras, 10.000 serían nombrados a dedo. El Gobierno de Syriza no oculta sus intenciones y fuentes oficiales han llegado a afirmar a los medios helenos que "el objetivo de esta nueva política de contratación es incorporar un espíritu renovado a la gestión pública"…

La oposición ha tomado nota y ha empezado a cargar las tintas contra el primer ministro heleno. El discurso reformista del nuevo líder de Nueva Democracia, Kyriakos Mitsotakis, parece estar funcionando bien y, de hecho, Tsipras está cayendo con fuerza en las encuestas y el centro-derecha ya parece preparado para recuperar el poder.

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