Sufrimos un bombardeo diario de propaganda anticapitalista que, como no podía ser de otra forma, tiende a escorar a nuestra sociedad hacia posiciones contrarias a la economía de mercado. En el ‘imaginario colectivo’, cala poco a poco la idea de que un férreo control estatal redunda en mejores resultados socioeconómicos. Sin embargo, los datos nos dicen algo muy distinto.
Así lo demuestra, año tras año, el Índice de Libertad Económica que publica el Instituto Fraser de Canadá. En su capítulo dedicado a estas cuestiones, los autores del informe dividen a todos los países del mundo en cuatro categorías: el primer cuartil (C1) es el de más libertad económica y el cuarto cuartil (C4) es el de más intervencionismo, con el segundo y tercer cuartil (C2 y C3) como categorías intermedias. Hecha esta diferenciación, el Instituto Fraser expone los resultados que logra cada grupo de países en distintas variables de desarrollo humano.
Así, si nos fijamos en la esperanza de vida, vemos que las economías más liberales (C1) se anotan una media de 80,4 años, frente a los 64,0 de los países donde predomina el estatismo y el socialismo (C4). En la zona intermedia, vemos que el bloque semi-liberal (C2) supera ampliamente al semi-intervencionista (C3), con resultados de 75,1 y 69,3 años de esperanza de vida, respectivamente. Por tanto, podemos decir que en los países con economías más liberales, la esperanza de vida es hasta veinte años superior a la que se observa allí donde se aplica un menor grado de capitalismo.
También resulta reveladora la comparativa según el ingreso per cápita de los países. En el grupo C1 se alcanzan 41.228 dólares frente a los 20.873 de C2, los 9.217 de C3 o los 5.471 de C4. En consecuencia, podemos afirmar que las economías más liberales se traducen en 35.000 dólares de ingreso per cápita más que los modelos intervencionistas y socialistas.
¿Y qué hay del crecimiento? También aquí hay un diferencial digno de mención: C1 avanza a un ritmo anual medio del 3,63% mientras que C4 se queda en un 1,52%. Los modelos mixtos (C2 y C3) se quedan a las puertas del 2,9%. Se puede concluir, por tanto, que las economías que más crecen son las que adoptan un marco institucional más liberal, y su avance anual medio del PIB triplica al de los países menos capitalistas.
En cuanto a la pobreza, hay dos categorías de análisis: por un lado está la pobreza extrema que, según el Banco Mundial, corresponde a un ingreso inferior a 1,9 dólares diarios, por otro lado, está la pobreza moderada ligada a una renta de 3,1 dólares por jornada.
Pues bien, en la primera medición, el resultado es de 1,9% en C1 y de 30,6% en C4, por lo que podemos concluir que la pobreza extrema es treinta veces mayor en las economías socialistas e intervencionistas que en los modelos liberales. También hay diferencias notables entre C2 (6,9%) y C3 (12,1%).
Por otro lado, si hablamos de pobreza moderada, la conclusión vuelve a ser demoledora: obtenemos tasas de 48,1% en C4 frente a 24,2% en C3, 14,1% en C2 y 2,3% en C1. Por tanto, hay veinticinco veces más pobreza en los países menos liberales que en los que más adoptan el paradigma del laissez faire.
Es más, el ingreso del 10% más pobre es de 11.283 dólares en C1, 4.504 en C2, 2.118 en C3 y 1.080 en C4. Las clases más humildes son once veces más ricas en las economías liberales que en los modelos intervencionistas, socialistas y anticapitalistas.
En clave política, el fuerte desarrollo que han logrado territorios como Hong Kong o Singapur ha alentado la ‘leyenda negra’ según la cual el liberalismo económico requiere de represión política para ser implementado. Es curioso que se hagan estas afirmaciones: no solamente chocan frontalmente con la teoría liberal, que siempre ha defendido la libertad política, sino que además suelen ser propugnadas por parte de quienes añoran el comunismo y otros regímenes antiliberales que se caracterizaron por destrozar las libertades políticas (además de las económicas).
En cualquier caso, si cruzamos la nota que reciben los distintos grupos de países con los estudios sobre democracia que elabora Freedom House, volvemos a comprobar que la evidencia es abrumadora a favor de los defensores del capitalismo. En una escala de 1 a 7, que otorga a 1 el mayor grado de libertad política y civil, C1 recibe 1,7 y 1,6 puntos en estos dos campos, frente a la nota de 2,3 y 2,5 de C2, la calificación de 3,3 y 3,2 de C3 y la evaluación de 4,6 y 4,4 de C4. Hay, por tanto, más de dos veces más libertades políticas y civiles en los países liberales que en sus modelos económicos opuestos.