Cuando se pide comida a domicilio, el tiempo que pasa hasta que el repartidor aparece con el pedido se hace eterno. Cuando pasa media hora, uno empieza a impacientarse; una hora, primera llamada al restaurante; a partir de ahí, la mayoría de los clientes recibe el pedido, excepto un australiano que, tras 18 meses de espera, recibió su pedido.
El cliente, que se disponía a celebrar el día nacional con unos amigos, realizó un pedido al Domino’s de su zona, que consistía en tres pizzas, pan de ajo y gaseosa. Este pedido, que había pagado previamente, nunca llegó. A pesar de llamar al establecimiento en varias ocasiones y ser accionista de la empresa, el pedido no le llegó y tampoco le devolvieron el dinero, según Consumerist.
Un año después, el cliente decidió emprender acciones legales, según anunció en un programa de radio. Además, añadió que seguía sin recibir su dinero ni, por supuesto, el pedido. La respuesta de Domino’s no se hizo esperar, afirmando que no tenía conocimiento de esta situación. De nuevo, el cliente respondió que "les había informado de cada paso".
El tribunal que escuchó la historia, y tras no presentarse ningún representante de Domino’s, dio la razón al cliente que debía ser indemnizado con 910 dólares (800 euros), y así cubrir los gastos legales y la devolución del importe del pedido. Un portavoz de Domino’s, que ha hablado con The Telegraph, afirmó que la empresa estaba "decepcionada y avergonzada al haber defraudado a un amante de la pizza".