Cuando el pasado 23 de junio el Reino Unido decidió su salida de la Unión Europea, se puso en marcha un proceso complejo, largo y de consecuencias hasta cierto punto desconocidas, pero del que sí existe una certeza: los efectos económicos serán negativos. Para el conjunto de la economía española, BBVA Research estima que la incertidumbre generada por el resultado de la consulta sobre el Brexit puede reducir el crecimiento en el bienio 2016-2017 hasta en 0,4 puntos porcentuales. El canal financiero, por la incertidumbre y la volatilidad, es el transmisor del grueso de este impacto, pero hay también otros. Todos ellos resultan en distintos efectos a nivel regional y sectorial.
En primer lugar, se encuentran los efectos directos: la desaceleración de la economía británica y la depreciación de la libra esterlina afectarán a los flujos turísticos y al gasto de los británicos en España. Aquí recordar que Reino Unido es el principal mercado exterior para el turismo español: uno de cada cinco euros gastados en nuestro país por extranjeros viene de manos británicas. España es el destino mundial donde más veces van, más noches pasan y más gastan fuera de sus fronteras Así, el efecto puede ser particularmente relevante para las comunidades insulares, en las que los visitantes británicos tienen un peso más relevante y el turismo supone más de un 20% del PIB .
La disminución de la renta y la riqueza de los británicos afectará a su gasto turístico, pero también al de los británicos residentes en España –cuyas rentas provengan de Reino Unido-, que se estiman en un millón de personas concentradas, básicamente, en la provincia de Alicante y en la Región de Murcia. Por otro lado, la demanda de viviendas en España por parte de ciudadanos británicos también puede verse reducida. Se notará en algunas zonas del Mediterráneo y en Canarias; aunque los efectos pueden ser más evidentes en las ya comentadas Alicante y Murcia. Así, el sector de la construcción residencial podría resentirse, especialmente en Alicante, donde un ciudadano británico interviene en el 30% de las transacciones de viviendas.
En segundo lugar, la menor actividad en Reino Unido induce también a un ajuste de la demanda de bienes importados y, por tanto, de exportaciones españolas. En este caso, las comunidades más afectadas pueden ser Murcia, la Comunidad Valenciana y Aragón, para las que el Reino Unido es un cliente más relevante que para otras regiones, y cuya especialización sectorial (alimentos, componentes de automóviles) es más similar a su estructura importadora.
En tercer lugar, puede reducirse la inversión extranjera directa (IED) realizada desde Reino Unido. En este caso, la Comunidad de Madrid y Cataluña, principales destinos de la IED (también británica) pueden ser las comunidades que más se resientan.
Finalmente, la desaceleración del Reino Unido impactará también a través de canales indirectos. Aunque no es el único factor negativo que se cierne sobre las principales economías europeas, la reducción de la actividad en la UEM afectará en mayor medida a las regiones con mayores exportaciones hacia esta zona. Cataluña y la Comunidad Valenciana, pero también comunidades del Norte, para las que Francia y Alemania son clientes muy relevantes, pueden ver disminuir sus ventas en el exterior.
En definitiva, el brexit supone una dificultad más para la economía de las distintas regiones españolas, que se ve afectada a través de múltiples canales. Para el conjunto de España, la minoración del crecimiento se estima en las 4 décimas del PIB, pero este puede ser mayor en las regiones del sureste peninsular y las islas. Murcia, por la combinación de los efectos sobre el sector inmobiliario, residentes y exportaciones de bienes, puede ser la región que más vea reducido su PIB (seis décimas), mientras que en la Comunidad Valenciana y Canarias el efecto podría ser de medio punto. En el otro extremo, en País Vasco, Castilla y León, la Comunidad de Madrid y Extremadura los efectos globales serán más reducidos, y se estima que la contracción del PIB causada por el brexit no debería superar las tres décimas.