El investigador Pieter Cleppe, del think tank Open Europe, tiene una solución radical para la crisis de los refugiados. "Si queremos lograr una alternativa estructural y efectiva, debemos crear una serie de ciudades start up en las que los desplazados puedan asentarse y desarrollar una nueva vida", apunta en un ensayo publicado por la plataforma CapX.
Según Cleppe, Hong Kong debe ser el modelo a seguir. "La isla asiática era una pequeña ciudad gobernada por dirigentes occidentales y poblada por refugiados que habían huido de la China maoísta. Si entonces, en una época tan complicada, el gobierno británico fue capaz de proveer un refugio a millones de personas que huían de la tiranía y la miseria, hoy todo el mundo desarrollado puede garantizarle a los refugiados una alternativa marcada por las garantías que brindan las instituciones del Estado de Derecho", señala.
La iniciativa Open Borders lleva años reivindicando algo similar. Su analista de cabecera, Nathan Smith, también defiende la creación de ciudades sin pasaporte a las que podría emigrar todo el que se comprometiese a cumplir las leyes. Esto permitiría diseñar nuevas instituciones más ligeras y menos intervencionistas.
Desde Open Europe, Cleppe defiende algo parecido. Bajo su propuesta, los campamentos de refugiados dejarían de ser asentamientos improvisados y se convertirían en nuevas ciudades urbanizadas radicadas en países de tránsito como Nigeria, Egipto, Líbano, Turquía… La propuesta podría generar entusiasmo en los gobiernos de Francia, Alemania, Italia o Malta, que llevan años pidiendo una mejor gestión de los campamentos de refugiados.
Además, ex gobernantes como Tony Blair han hecho reclamos similares en el pasado y empresarios como Naguib Sawiris se han ofrecido a desarrollar este tipo de soluciones asumiendo los costes de la aventura. Sawiris es un desconocido en Europa pero es uno de los hombres más ricos de Egipto y recientemente ha propuesto comprar islas griegas o italianas para desplegar nuevas ciudades en las que los refugiados podrían volver a empezar desde cero.
El coste de lanzar varias ciudades de este tipo ronda los 10.000 millones de euros, por lo que no alcanza el 10% del presupuesto de la Unión Europea. El grueso del desembolso podría financiarse con los presupuestos de acción exterior y "ayuda al desarrollo" de las instituciones comunitarias. Además, los países miembros de la UE se ahorrarían el grueso de las partidas domésticas dedicadas a acoger a refugiados, ya que su llegada a estas nuevas ciudades eliminaría la necesidad de asumir dichos gastos.