El investigador Marian Tupy, ligado al Instituto CATO, tiene claro que África está dejando de ser un gran fracaso histórico y se está convirtiendo en un gran ejemplo de desarrollo. "En el año 2000, The Economist hablaba de África como del "continente sin futuro", pero en los últimos quince años vemos que el ingreso per cápita ajustado a la inflación y al poder de compra ha crecido espectacularmente, hasta el punto de aumentar un 50% entre 2000 y 2015", señala.
Tupy, un reputado experto en economías emergentes, subraya el boom demográfico que está viviendo África como consecuencia de la mejora de las condiciones de vida. "Uno de cada siete habitantes del Planeta vive en este continente y esa tasa va a crecer con los años, a raíz de unos niveles más elevados de fertilidad. Por ejemplo, al ritmo actual, Nigeria tendrá más habitantes que Estados Unidos en el año 2050", apunta.
Mejores resultados con más libertad económica
Los indicadores socioeconómicos confirman que el progreso se está instalando en África. "La esperanza de vida era de 54 años en el 2000 pero es de 62 años en la actualidad. La mortalidad infantil ha caído de 80 a 49 muertes por cada 1.000 nacimientos. En cuanto a la incidencia de enfermedades como el sida o la malaria, los datos apuntan a que cada vez tienen menos incidencia mortal. El hambre va cayendo fuera de las zonas que están en guerra, y el consumo de alimentos ya ronda las 2.500 calorías por persona y día", explica Tupy.
Sería un error atribuir el salto adelante de África al encarecimiento de las materias primas. En realidad, los fundamentales del progreso en el continente negro están ligados a las reformas liberales que se vienen introduciendo desde hace décadas. Por ejemplo, el Banco Mundial apunta en su informe Doing Business que la puntuación que recibe África en el indicador que mide la facilidad para hacer negocios ha pasado de 45 puntos sobre 100 en el año 2004 a 72 puntos en la actualidad.
También apunta en esta dirección el Índice de Libertad Económica en el Mundo, estudio que elabora anualmente la Fundación Heritage y que el think tank Civismo difunde en España. Según dicho estudio, la nota media del continente ha pasado de 50 a 55 puntos entre 1996 y 2016, si bien hay países que empiezan a destacarse con notas cada vez más altas.
Las diez economías más abiertas de África son las Islas Mauricio, Botswana, Cabo Verde, Ruanda, Ghana, Seychelles, Sudáfrica, Namibia, Madagascar y Costa de Marfil. Esta decena de naciones reciben una nota que va de los 60 puntos sobre 100 que recibe Costa de Marfil a los 74,7 puntos sobre 100 que se anotan las Islas Mauricio, líderes regionales en libertad económica.
Las instituciones, asignatura pendiente
Donde no hay tantos avances es en el plano institucional. Las democracias liberales siguen brillando por su ausencia y solo Benin, Botswana, Ghana, Namibia, Senegal y Sudáfrica han tenido éxito en este campo. En el resto del continente, la norma es una mezcla entre regímenes autoritarios y dictaduras de facto camufladas bajo apariencias democráticas.
Según Marian Tupy, "la experiencia de otras regiones del mundo que han salido de la pobreza nos recuerda que el desarrollo institucional suele darse después de las grandes reformas económicas. A medio y largo plazo, el crecimiento de las clases medias africanas puede contribuir a despertar un mayor reclamo de libertades políticas, condición esencial para una democratización del continente".