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Cómo el Plan de Estabilización de 1959 disparó el crecimiento económico en España

Entre 1850 y 1960, el ritmo de desarrollo de España era progresivo, pero muy moderado. Sin embargo, desde 1960 se inicio un crecimiento exponencial. 

Entre 1850 y 1960, el ritmo de desarrollo de España era progresivo, pero muy moderado. Sin embargo, desde 1960 se inicio un crecimiento exponencial. 
El giro económico recibió un apoyo político con la visita de Eisenhower meses después | Universidad de Alcalá

El monumental trabajo de reconstrucción estadística que ha completado Jordi Maluquer de la mano del Instituto de Estudios Económicos nos permite analizar, desde una perspectiva amplia, la evolución de España a lo largo del periodo comprendido entre 1850 y la actualidad.

Si expresamos el PIB de nuestro país en euros de 2010, vemos que pasó de 25.000 millones en 1850 a más de 1 billón de euros en 2015. Un espectacular crecimiento que ha convertido a España en una de las economías más ricas del mundo.

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Para el mismo periodo (1850-2015), el PIB per cápita de nuestro país expresado también en euros de 2010 creció de 1.700 a 22.000 euros por habitante. Una vez más, hablamos de un salto significativo que ha hecho de España un país desarrollado.

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Si medimos el consumo privado por habitante, también nos encontramos con un espectacular salto adelante. Mientras que en 1850 no llegaba a 1.500 euros, en 2015 rondaba los 13.000 euros.

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Los tres indicadores anteriores reflejan una curva casi idéntica. Entre 1850 y 1960, el ritmo de desarrollo de España era progresivo pero muy moderado. Sin embargo, desde 1960 se inicio un periodo de crecimiento exponencial que aumenta significativamente la riqueza de nuestro país.

El Plan de 1959

La clave para este punto de inflexión fue el Plan de Estabilización que aprobó a regañadientes el régimen franquista, allá por 1959. España sumaba casi tres décadas de estancamiento. Primero a raíz de la Gran Depresión, después como consecuencia de los cambios de rumbo de la II República, más adelante debido a la Guerra Civil y, a partir de 1940, como resultado de una agenda económica muy intervencionista.

Los jerarcas franquistas, influenciados por los teóricos de la Falange, favorecían un modelo económico antiliberal en el que el Estado era el eje de la actividad económica. Los controles de precios, la creación de empresas públicas, el cierre al comercio internacional, las cartillas de racionamiento, los planes sectoriales… eran el resultado de estos planteamientos.

Los resultados fueron nefastos y la España de la década de 1950 seguía padeciendo muchas de las penurias de los años de la posguerra. Con el giro de 1959, inducido por los tecnócratas que fueron desplazando a los falangistas en las altas esferas franquistas, la situación empezó a cambiar.

Así, la política comercial pasó de la autarquía a un mayor grado de flexibilidad en las importaciones y las exportaciones. La política monetaria también dio un vuelco, caminando hacia la convertibilidad de la peseta y hacia el final de los controles de precios. El marco regulatorio también fue alterado, con ánimo de brindar más garantías a la inversión. El gasto público fue congelado y el gigantesco aparato empresarial del Estado empezó a pasar a manos privadas.

El recordado economista Enrique Fuentes Quintana, definió el paquete de medidas recalcando que el objetivo era "introducir la economía de mercado". Pero no era fácil aprobar todo aquello en el marco de un régimen autoritario que, durante décadas, había aplicado una doctrina económica marcada por un hondo carácter intervencionista.

Figuras como Alberto Ullastres, Mariano Navarro Rubio o Laureano López Rodó fueron claves para el giro aperturista que, contra todo pronóstico, terminó adoptando el franquismo. Desde entonces, la sociedad española caminó con paso firme hacia un país más moderno y próspero. Y es que la libertad económica, precipitó la caída de la pobreza y permitió el desarrollo de las clases medias. Ese cambio a mejor, allanó el camino para la Transición hacia la democracia.

El despegue de la convergencia con Europa

En 1960, el PIB español suponía el 5,28% del tamaño total de las economías de los 28 países que hoy forman parte de la Unión Europea. Ahora, en 2015, esta cuota ha aumentado más de un 45%, hasta llegar al 7,73% del PIB de la UE-28.

El crecimiento acumulado en España durante el periodo comprendido entre 1960 y 2015 fue del 533%, claramente por delante del 323% de la UE-28. Por tanto, el despegue de la convergencia económica con Europa es inseparable de las liberalizaciones que se introdujeron con el Plan de Estabilización de 1959, un primer paso hacia la recuperación de la libertad económica que, a su vez, derivó en una aceleración de la Transición hacia la libertad política.

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