El Instituto CATO ha analizado con detalle la evolución de los 25 años de reformas económicas que han llevado a las economías soviéticas hacia un paradigma de mercado. De entrada, el estudio toma como referencia el Índice de Transición, elaborado por el Banco Europeo de Desarrollo y Reconstrucción, que se compone con una escala de 0 a 4,5 en la que 0 es una situación 100% comunista y 4,5 representa un grado de libertad económico asimilable al promedio del mundo emergente y desarrollado.
De entrada, el informe confirma que todos los países han evolucionado poco a poco desde puntuaciones medias de entre 1 y 2 hacia un intervalo comprendido entre 3 y 4 puntos.
Pero la evolución no ha sido homogénea. Por un lado, hay un grupo de países que ha desarrollado un big bang sostenido de liberalizaciones económicas a lo largo de los últimos 25 años. Es el caso de Estonia, Letonia, Lituania, República Checa, Polonia y Eslovaquia. A continuación aparece un nivel medio-alto de liberalización, como el de Croacia, Hungría o Eslovenia.
En la zona media figuran Albania, Bulgaria, Macedonia, Kazajstán y Rusia. Más bajo ha sido el proceso de reformas en Azerbaiyán, Armenia, Georgia, Kazajstán, Ucrania, Tajikistán y Rumanía. Por último, la peor nota la reciben Bielorrusia, Uzbekistán y Turkmenistán.
Por regiones, hay distintos liderazgos. República Checa, Estonia, Bulgaria, Rusia y Bielorrusia se colocan por delante del resto de países.
Pero el progreso hacia una mayor libertad económica arrastra un lastre: el de la corrupción. Hay países, como los bálticos o los centroeuropeos, en los que el tránsito del comunismo al capitalismo sí ha ayudado a reducir la percepción de corrupción. Sin embargo, en el resto de ex repúblicas soviéticas nos encontramos con un panorama de estancamiento o incluso deterioro de la calidad institucional.
El PIB per cápita por grupo de países ha avanzado mucho más donde las instituciones han sido más transparentes y menos corruptas, de manera que en las naciones bálticas y centroeuropeas vemos un cambio muy superior al de otros antiguos territorios de la URSS.
El Índice de Desarrollo Humano de la ONU certifica que el giro hacia la economía de mercado ha ido de la mano con una mejor condición de vida para los ciudadanos. En todos los territorios analizados, la nota recibida en los años 90 es inferior a la obtenida hoy.