"¿Por qué no se empieza quitándoles poco a poco sus privilegios, como se hizo al desmontar los monopolios que existían en el transporte aéreo o en las telecomunicaciones?" Así comienza la sorprendente e inesperada tribuna de opinión del exgobernador del Banco de España (BdE), Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo), que publicó el martes el diario El País.
Sorprendente porque las medidas que propone Mafo, antiguo alto cargo del PSOE y máximo responsable de la autoridad monetaria nacional bajo el anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se aproximan bastante a las tesis que defienden numerosos economistas liberales. E inusual porque es algo excepcional que un (ex)banquero central cuestione, aunque sea mínimamente, la intensa regulación bancaria y el profundo intervencionismo estatal que impregna todos y cada uno de los aspectos que rigen el actual sistema financiero.
Curioso también que Mafo se descuelgue con este tipo de propuestas justo ahora que no desempeña ningún cargo público ni tiene responsabilidad política alguna, puesto que, si esto es lo que había que hacer, bien podría haberlo intentado durante su mandato al frente del BdE, cosa que, evidentemente, no sucedió.
¿Y qué es lo que dice Mafo que tanto revuelo ha causado en el acotado mundillo de las finanzas?
- En primer lugar, su crítica al sustancial intervencionismo que se ha desatado tras la crisis financiera.
En 2008, la reacción de todos los Gobiernos ante la crisis bancaria internacional fue unánime: "Esto no puede volver a suceder". Las autoridades pensaron que la regulación bancaria había sido una de las principales causas de la crisis y que era necesario modificarla radicalmente [...]
No solo impresiona el alcance geográfico y las miles de páginas de legislación aprobadas sino también la complejidad y minuciosidad de las mismas. Las reformas aprobadas no han dejado sin tocar ningún área de conducta de los bancos y otras entidades financieras: capital, liquidez, gobernanza, remuneraciones, obligaciones de información, sistemas de resolución, y un larguísimo etcétera. Se ha pasado de una desregulación extrema a un enrevesado intervencionismo.
- En segundo término, por la ineficacia de dicha regulación.
A pesar de haber reducido algo su probabilidad y coste, las crisis bancarias seguirán produciéndose y los contribuyentes las seguirán pagando por la simple razón de que si, llegada la crisis, los bancos centrales no prestasen toda la liquidez necesaria y los Gobiernos no inyectasen recursos públicos, los ciudadanos pagarían aún más por el destrozo del sistema de pagos y la pérdida de confianza en el sistema.
- De hecho, carga contra el rescate indiscriminado de entidades insolventes por parte de la banca central, erigida en prestamista de última instancia, y del propio Estado, a costa del bolsillo de los contribuyentes.
El problema es que las medidas adoptadas hasta ahora no se han planteado modificar la protección pública de los bancos que es la causa de su fragilidad. Las nuevas regulaciones han aumentado sus cargas, pero se han mantenido intactas las regulaciones por las que el Estado otorga a los bancos unos privilegios públicos excepcionales.
El aseguramiento público de los depósitos, el monopolio de creación de dinero, las garantías de disponer de toda la liquidez necesaria y el respaldo del Presupuesto en caso de crisis, llevan inevitablemente a que los bancos se configuren como instituciones extraordinariamente apalancadas y con fuertes desequilibrios de plazos en su balance que hacen muy vulnerable el sistema financiero.
- Tanto es así, que Mafo pide, explícitamente, acabar con dichos "privilegios" y, de este modo, desmontar el monopolio bajo el que actúa el sistema financiero contemporáneo.
[…] si se acabara con los privilegios otorgados a los bancos y a entidades similares, no sólo los contribuyentes dejarían de sufragar las crisis bancarias sino que también los productos ofrecidos a los usuarios serían de mayor valor y calidad que los actuales, con un impacto positivo sobre el PIB.
Por ejemplo, los depósitos en los bancos privados hoy no son 100% seguros mientras existen reformas que proporcionarían a los ahorradores depósitos totalmente líquidos sin costes de aseguramiento y sin necesidad del respaldo de los bancos centrales a bancos privados. También mejorarían los sistemas de pagos si los bancos no mantuvieran en exclusiva el acceso a los sistemas centrales de liquidación. Y la política monetaria ganaría en flexibilidad si la creación de dinero dejase de estar en manos de los bancos privados y por tanto se pudiera desvincular del aumento del endeudamiento.
- ¿Su propuesta? Más competencia y libre mercado en materia bancaria, no menos.
¿Por qué no se empieza quitándoles poco a poco sus privilegios, como se hizo al desmontar los monopolios que existían en el transporte aéreo o en las telecomunicaciones? Hoy, con las nuevas tecnologías, se podría ir abriendo a las familias y empresas la exclusiva que hoy tienen los bancos de mantener depósitos sin riesgo en el banco central [...]
Hoy estamos mejor que hace tres décadas al haber terminado con los oligopolios de telecomunicaciones y de aerolíneas que entonces disfrutaban de privilegios concedidos por el Estado. Y hoy estaríamos mejor si se quitase a los bancos sus privilegios porque además de impedir que surjan competidores, hacen inestable y frágil el sistema financiero.