En 1995, la economía peruana apenas recibía una puntuación de 56,9 sobre 100 en el Índice de Libertad Económica en el Mundo de la Fundación Heritage. En 2015, este documento publicado en España por el think tank Civismo, había mejorado su resultado hasta los 67,4 puntos. Un vuelco significativo en apenas veinte años que ha conseguido colocar a Perú como una de las 50 economías más abiertas del mundo.
El primer pilar que mide el estudio es el del Estado de Derecho. Aquí es donde Perú sale peor parado: apenas alcanza los 40 puntos en la categoría de “derechos de propiedad” y solo llega a los 38 puntos en la nota asignada a la “ausencia de corrupción”. En todas las demás categorías, Perú sí obtiene resultados muy satisfactorios: 86,1 puntos en “control del gasto público”, 78,5 puntos en “atractivo fiscal”, 67,8 puntos en “facilidades a las empresas”, 62,9 en “flexibilidad laboral”, 83,7 puntos en “estabilidad monetaria”, 87 puntos en “apertura comercial”, 70 puntos en “facilidad para invertir” y 60 puntos en “libertad financiera”. De hecho, si se excluye el pilar dedicado al “Estado de Derecho”, la nota que recibe Perú sería de 74,5 puntos, a la altura de Reino Unido y de Estados Unidos, que ocupan los puestos 10 y 11 de la clasificación.
La pobreza cae del 58,5% al 21,8%
El salto adelante que ha dado Perú en clave de libertad económica ha ido de la mano de un fuerte crecimiento del PIB per cápita que ,ajustado a la paridad de poder de compra, ha pasado de 6.000 a 12.000 dólares entre los años 1995 y 2015, según los datos del Banco Mundial. Este fuerte desarrollo ha permitido una continua reducción de la pobreza, que alcanzaba el 58,5% en 2004 pero que ya había caído al 30,8% en 2010. Este ritmo tan positivo se mantuvo de 2010 a 2015 hasta el punto de que la pobreza afecta ahora al 21,8% de la población, menos de la mitad que hace una década.
Perú ha logrado este importante avance evitando la explosión del gasto público que sí se ha dado en otros países latinoamericanos. Así, los ingresos fiscales siguen suponiendo alrededor del 20% del PIB y el gasto público se mueve en dimensiones similares. Además, el rigor presupuestario ha mejorado notablemente la posición de endeudamiento del sector público peruano que, en el año 2000, tenía un pasivo equivalente al 44% del PIB pero en 2015 había experimentado una fuerte reducción, hasta caer al entorno del 20% del PIB.
Apertura comercial y pensiones de capitalización
Perú ha apostado por dejar el arancel medio en el entorno del 1,5%, un claro planteamiento de “fronteras abiertas” que contrasta con el impuesto medio del 25% que se imponía a las importaciones a comienzos de la década de 1990. A esta apertura comercial unilateral hay que sumarle la firma de tratados comerciales como el de la Alianza del Pacífico, suscrito junto a México, Chile y Colombia.
Otra reforma clave para promover la libertad económica en Perú fue la introducción de un sistema de pensiones basado en el ahorro. De esta forma, el modelo de capitalización diseñado por José Piñera en el vecino Chile, fue adoptado por Perú con excelentes resultados.
Comienza la era PPK
El nuevo gobierno peruano está dirigido por Pedro Pablo Kuzcynski, quien se ha comprometido a introducir nuevas reformas liberales como el proyecto de desregulación “Cero Normas Innecesarias” o la rebaja al 10% del Impuesto de Sociedades que pagan las Pymes. PPK, también quiere llevar el IVA del 18% al 15% a lo largo de la legislatura.