España se sitúa a la cabeza de los países más ricos del mundo (OCDE) en cuanto a días de vacaciones y festivos mínimos legales remunerados, con un total de 34 jornadas al año, tan sólo superada por Austria y Portugal, que gozan de un día extra, pero esta imagen cambia de forma sustancial en función del régimen laboral y el tipo de contrato de cada trabajador.
Tal y como señala el analista de Fedea, Florentino Felgueroso, el porcentaje de trabajadores que disfrutan de vacaciones estivales se ha reducido en los últimos años, coincidiendo con el estallido de la crisis, pero la principal diferencia radica en la situación profesional. Así, los empleados indefinidos que pueden cogerse vacaciones en verano casi dobla al de los empresarios, duplica al de los autónomos y supone más del doble respecto a los trabajadores temporales.
De hecho, es posible que estas diferencias sean incluso superiores, ya que quienes se van de vacaciones difícilmente podrán responder a la Encuesta de Población Activa que elabora trimestralmente el INE, que es de donde salen dichos datos. Además, este indicador es una media trimestral, ya que las preguntas se hacen en relación con una semana de referencia (es decir, no recoge a todos los que se fueron de vacaciones durante el trimestre), indica Felgueroso.
Aún así, las conclusiones son claras. Los temporales disponen de menos vacaciones en verano debido, por un lado, a la estacionalidad de las actividades puramente estivales (aumento del empleo en el sector de la hostelería, por ejemplo), pero también por la interinidad (la sustitución de los fijos que se van de vacaciones en el sector de la Sanidad, por ejemplo). Además, en actividades que no necesitan interinos por cierre de vacaciones, como es el caso de la Educación, los temporales se van al paro, para, posteriormente, ser recontratados a comienzos de curso, con lo que tampoco gozan de vacaciones pagadas.
Si se analiza la evolución de este indicador por sectores y por tipo de contrato, las diferencias son aún mayores: los funcionarios que disfrutan de vacaciones casi duplica a los trabajadores indefinidos del sector privado, mientras que en el caso de los temporales la diferencia entre el sector público y privado se triplica. Así pues, en materia de vacaciones estivales, “nada mejor que tener un empleo público, y nada peor que ser temporal en el sector privado”, concluye Felgueroso.
