Standard & Poor's (S&P) ha revisado dos décimas al alza su pronóstico de crecimiento para España en 2016, cuando la cuarta economía de la eurozona crecerá un 2,8%, frente al 2,6% de la anterior previsión de la agencia de calificación crediticia, que en cambio ha revisado a la baja sus proyecciones para los dos años siguientes, hasta el 1,8% en 2017 y el 1,9% en 2018, cuando previamente esperaba una expansión del 2,3% y el 2,5% respectivamente.
Las nuevas estimaciones de la calificadora de riesgos, que asigna a España un rating a largo plazo BBB+ con perspectiva estable, tienen en cuenta el potencial impacto negativo sobre las economías de la zona euro del resultado favorable al Brexit en el referéndum celebrado en Reino Unido el pasado 23 de junio.
En un informe publicado por S&P antes de la celebración de esta consulta, la agencia situaba a España como el octavo país europeo más expuesto a una salida de Reino Unido de la UE, por delante de países como Francia, Alemania e Italia.
A pesar de revisar a la baja sus expectativas de crecimiento para España de los próximos años, S&P ha mejorado sus cálculos sobre la evolución de la tasa de paro, que cerrará este año en el 19,5%, cuatro décimas menos de lo estimado en abril, mientras que en 2017 bajará al 17,8% y al 16,3% un año después, frente al 18,5% y el 17% previsto anteriormente.
En cuanto a la evolución de los precios, la agencia espera que la inflación termine 2016 con un retroceso del 0,2%, aunque confía en un significativo repunte de los precios en 2017 y 2018, cuando la inflación será del 1,7% y el 1,9%, respectivamente.
El Brexit le restará al crecimiento
En su análisis, la agencia calcula que el impacto del Brexit puede llegar a restar ocho décimas al crecimiento de la economía de la zona euro durante 2017 y 2018, aunque subraya que este evento no será suficiente para interrumpir la recuperación en curso.
"No esperamos que la recuperación se detenga", afirman los analistas de S&P, que prevé que los efectos económicos negativos del Brexit se concentren en Reino Unido, a pesar de las significativas ramificaciones entre sus socios europeos, y considera "clave" la respuesta que despliegue el Banco Central Europeo (BCE).
De este modo, S&P pronostica que la economía de la zona euro crecerá un 1,7% este año y un 1,3% en 2017, mientras que un año después acelerará su expansión al 1,4%, lo que supone una mejoría de dos décimas con respecto a su anterior pronóstico para 2016, pero una rebaja de tres décimas en comparación de la estimación previa para 2017.
Por otro lado, el equipo de analistas de S&P liderados por Jean-Michel Six subraya la importancia de la postura que adopte el BCE ante la incertidumbre adicional incorporada a la economía por el Brexit, señalando entre las principales alternativas a su disposición la aplicación de tipos negativos a los depósitos de la banca, así como una estrecha vigilancia de los mercados de deuda soberana.
"Un aumento de las tensiones sin duda detonará una fuerte respuesta por parte del banco central, incluso en la forma de activar las transacciones monetarias directas (OMT), un programa introducido en 2012 como respuesta a la crisis de la deuda soberana", apunta la agencia.
Efecto en Reino Unido
Por otro lado, la agencia considera que Reino Unido puede escapar por escaso margen de una recesión completa, aunque calcula que la incertidumbre resultante restará al PIB británico un 1,2% en 2017 y un 1% en 2018.
En este sentido, las nuevas previsiones de S&P para Reino Unido contemplan un crecimiento del PIB del 1,5% este año, que se frenará al 0,9% en 2017 y al 1% en 2018, mientras la tasa de paro pasará del 5,1% en 2016 al 5,7% en 2017 y al 6,4% un año después.
Los analistas de S&P esperan que la devaluación de la libra esterlina, que podría haberse completado ya en relación al dólar y seguir un poco más con respecto al euro, abaratará las exportaciones británicas, mejorando la competitividad de Reino Unido, que mantendrá pleno acceso al mercado único durante las negociaciones para su salida de la UE.
Asimismo, esta depreciación de la moneda británica impulsará la inflación, que podría alcanzar el 2,2% el próximo año desde el 0,9% previsto para 2016, lo que podría colocar en una posición difícil al Banco de Inglaterra, ya que estas condiciones harían recomendable una subida de tipos al comienzo de 2017, mientras los riesgos a la baja para la demanda doméstica podrían sugerir justo lo contrario.
De hecho, la agencia asume que el Banco de Inglaterra recortará el tipo de interés de referencia al 0% a finales de 2016, frente al 0,50% actual, además de retomar su programa de expansión cuantitativa a partir del próximo año.