El voto favorable a la salida de la UE en el referéndum celebrado el pasado 23 de junio en Reino Unido ha despertado dudas e incertidumbre entre empresarios e inversores. Consciente del aumento de la incertidumbre, el ministro de Hacienda británico, George Osborne, ha afirmado en una entrevista con el Financial Times que ya prepara una agresiva rebaja fiscal pensada para recuperar parte del atractivo perdido.
"Debemos mirar al horizonte y jugar esta partida con las cartas encima de la mesa", señala Osborne antes de afirmar que su objetivo principal es ir "hacia una economía super competitiva, con una mentalidad global y un entorno de impuestos bajos". El que ha sido hombre de confianza de David Cameron durante el último lustro planea reducir el Impuesto de Sociedades hasta el 15%. En la actualidad, este gravamen está fijado en el 20%.
"Esta sería la mejor forma de demostrar que somos un país favorable a quienes quieren hacer negocios", declara el ministro. Pero Osborne no solamente se quiere limitar a bajar impuestos, sino que ha anunciado otros compromisos para la agenda económica post-Brexit. Entre ellos, nuevas medidas de ajuste orientadas a mantener la credibilidad fiscal de las islas, acuerdos comerciales orientados a reducir trabas a la importación y la exportación, planes de atracción de la inversión pensados en atraer riqueza de China y otros mercados emergentes.
Críticas de la OCDE y toque de S&P
El 15% que propone Osborne como tipo general del Impuesto de Sociedades convertiría a Reino Unido en uno de los países más atractivos para las empresas desde el punto de vista fiscal. La vecina Irlanda seguiría por delante, con una tasa del 12,5%. También Estonia tiene un marco más favorable, ya que en su caso se aplica un gravamen del 21% pero solamente en el caso de que haya reparto de beneficios.
La OCDE ya reaccionó este fin de semana ante los planes de Osborne, emitiendo una nota contra la estrategia de impuestos bajos del gobierno conservador británico. Según dicho organismo, "el Brexit puede hacer que el Reino Unido sea cada vez más agresivo en sus propuestas fiscales, convirtiéndose en una especie de paraíso fiscal".
Por su parte, la agencia de calificación Standard & Poor’s ha rebajado el rating del Reino Unido por primera vez en casi 40 años. S&P dejó su nota en AA frente al AAA en el que se venían moviendo las finanzas públicas de la isla desde 1978. De acuerdo con la agencia, el triunfo del Brexit arroja un panorama "menos predecible y menos estable", que genera inestabilidad sobre la unidad territorial en Escocia e Irlanda del Norte y alienta un "deterioro del mercado". También la agencia Fitch ha revisado desde AA+ a AA la calificación crediticia de Reino Unido, destacando que el Brexit supondrá "una abrupta ralentización en el crecimiento".